(Columna de opinión)
Desde hace tiempo se pudo comprobar que existió cierta injerencia por parte de autoridades del gobierno uruguayo para poder facilitar un pasaporte al narcotraficante Sebastián Marset, quien actualmente se encuentra supuestamente, prófugo de la justicia, la cual, intenta incansablemente dar con su paradero.
Es complejo o difícil de entender como pasaron de ayudarlo a querer llevarlo detenido y mostrar ante los diferentes medios de comunicación claras señas de compromiso con la población en cuanto al combate del narcotráfico, intentando con esto asegura el bienestar de todo el país, mostrando avances en la investigación de su paradero.
Claramente en la actualidad, para Uruguay, Sebastián Marset, no presenta ningún tipo de riesgo ya que el no opera con acciones claras y concretas dentro del territorio de forma peligrosa, más de lo que lo ha hecho durante años o a lo que podemos estar acostumbrados en lo referente al accionar del narcotráfico dentro del territorio. Previo a que se conociera públicamente o al menos saliera en todos los noticieros y portales de noticias por ser el narco más famoso del país; hoy en día el problema pasa por intentar creer las versiones que llegan desde el mismísimo Ministerio del Interior que nos intenta hacer creer una realidad difícil de digerir.
Obviamente sin pruebas que incriminen no se puede juzgar a nadie, pero ante la luz de los hechos, se vuelve bastante complejo de creer que se actúe en su contra y no a su favor. De cualquier manera, en estos años se han esforzado lo suficiente para poder salir siempre airosos de situaciones que son realmente turbias, pero que han podido dejar al equipo de gobierno como gente honesta y trabajadora; si bien como en todos los ámbitos de la vida existen cosas buenas y malas, en la actualidad es mucho más sencillo sacar a la luz realidades que son de todos los días y que en su mayoría están fuera de la ley o al menos de lo que la masa electoral espera.
Siempre existe algún teléfono que filma o saca una foto que no corresponde y la comparte con otro que la reenvía y así empiezan las filtraciones de noticias que están a la orden del día; no podemos afirmarlo ni descartarlo, pero si podemos suponer que pactos entre grupos políticos con poder y el narcotráfico han existido siempre.
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