La situación
instaurada en el Uruguay referente al aislamiento voluntario, sin que existan
normas severas de restricción ha producido en varias ocasiones indignación por
parte de aquellos que si la cumplen al pie de la letra.
El
hecho de que algunas personas ocupen lugares públicos como ferias vecinales o
la rambla, provoca el enojo de otras que han sabido guardarse rigurosamente en
esta cuarentena, así como también la indignación ha pasado de forma
inexplicable por aquellas personas que están en lugares públicos y notan que
hay mucha gente en su mismo plan, en ese momento surge el cuestionamiento de
porque hay tantas personas afuera.
Si
bien hay algunos casos en donde los individuos deben de exponerse a salir de
forma obligatoria por motivos laborales por ejemplo, hay otros tantos que lo
hacen simplemente por costumbre o porque quieren, la idea de que no se haya
decretado una cuarentena obligatoria, lleva a que individualmente evaluemos
nuestra situación y tomemos la decisión de qué hacer con respecto a este tema.
Lo
que es inadmisible a esta altura es salir a espacios públicos y criticar a los
que hacen lo mismo que uno, así como también ser partícipe de los
amontonamientos de personas sabiendo que esto genera un posible contagio del
virus, de cualquier manera la población sin que le digan nada de a poco empieza
a hacer la vida normal, sabiendo que hay que tomar determinadas precauciones
para proceder, el problema pasa cuando se actúa de forma hipócrita haciendo las cosas pero señalando
al otro para librarnos de responsabilidad. Por estos días el gobierno empieza a
planificar la llamada nueva normalidad, para poder de a poco empezar a
reactivar el país que silenciosamente empieza a adaptarse a una nueva realidad.