Es
cantante, actriz y directora de teatro, supo formar parte de una de las bandas más
importantes del rock uruguayo como lo es La Tabaré, actualmente se
encuentra presentando una obra junto a
Josefina Trias en la sala Zavala Muniz, llamada “Inconfesable”. En esta
oportunidad paso por Periodismo en tus Manos, Lucia Trentini.
¿Cómo
nace tu amor por el teatro?
El amor hacia el teatro siempre
estuvo en mí. Desde muy niña tenía clara mi vocación y la expresé cada vez que
tuve posibilidad, hasta que me integré al elenco local de mi ciudad natal, Durazno.
¿En
qué rubro incursionaste primero en el teatro o
la música?
La música y el teatro fueron dos
pasiones que siempre desarrollé en paralelo, incluso ahora lo sigo haciendo.
Desde chiquita cantaba con mi padre con la guitarra y desde mis inicios me formé
en el conservatorio de mi ciudad hasta que me vine a vivir a la capital.
Cantaba y actuaba en donde hubiera un hueco. Ahora me gusta conjugar esas artes
en el teatro, en mis obras el plano sonoro y la palabra hablada tienen un
protagonismo importante. También me pasa a la inversa, en mis canciones la
interpretación está intrínseca.
¿Cómo
llegas a La Tabaré y a que se debió tú salida de la banda?
Entré a la banda en el año 2008.
Recién había salido de la EMAD y me encontraba trabajando en un curso de postgrado
con el director Roberto Suárez. Llegué ahí porque era actriz, y Tabaré también.
Era enero cuando llegaba de un viaje en Cuba en el cual había estado cantando
con un cantautor de allá, era mi primera vez, y recibí la llamada telefónica en
el Nokia 1100. Tenía 23 años, siempre había cantado pero nunca de un modo
profesional. Dos semanas después estaba cantando en el Punta Rock, Para miles
de personas. Yo había escuchado la banda de adolescente y me gustaba, pero
nunca se me había cruzado por la cabeza estar ahí. El juego fue muy divertido y
de gran crecimiento. A partir de ahí empecé a estudiar canto en la escuela de
música, conocí gente hermosa con quienes también emprendí nuevos proyectos
musicales. Con la banda me aprendí muchísimo, hubo una época de muchos
escenarios y eso te da mucho fogueo y yo le saque provecho. Grabamos un disco e
hicimos espectáculos en los que se conjugaba el teatro ya mí me copaba. Luego
el entusiasmo se fue perdiendo, en la banda cambiaban seguido los músicos y eso
implica un volver a empezar, tocar menos, ensayar más, el repertorio se vuelve
repetitivo, y había algo de exclusividad que no me estaba dejando actuar.
Necesitaba exigirme más y desarrollarme como artista, en la banda no me estaba
sintiendo del todo plena. Se empezaron a superponer cosas y elegí hacer mi
propio camino.
En
cuanto al teatro ¿en qué lugar te sentís más cómoda como directora o arriba de
las tablas?
Soy un bicho de teatro. Como
directora he estrenado sólo dos trabajos, en uno de ellos incluso actué a la
vez que dirigí. Son cosas bastante distintas y poco comparables una con la
otra. La actuación me fascina, me encanta poner el cuerpo, y dejarlo todo ahí,
luego de actuar hay una energía increíble que se libera. Como directora el rol
es bien diferente, pero me apasiona de igual modo. Soy creadora, me gusta estar
en todo, profundizar en todos los sentidos. Materializar una idea, verla de
afuera a la vez que ponerle el cuerpo.
¿Cómo
tomaste las críticas realizadas por tu trabajo en Cumbia Club?
Las críticas para mí en lo personal,
son herramientas sobre las cuales construyo y me desarrollo, considero además que son fundamentales para el
crecimiento de cada artista. Me gusta trabajar sobre el fracaso y no tenerle
miedo a eso. Experimentar y desafiarme, incomodar.
En mi desarrollo dentro de Cumbia
Club jamás me sentí criticada, es un proyecto muy nuevo y no siento que se me
hayan realizado críticas.
Si hablamos de “las críticas”
refiriéndonos a un comentario puntual en las redes sociales, pienso que eso
habla más de la otra persona que de mí misma.
Soy una artista versátil. Actúo y
canto desde siempre. Me estoy desarrollando también en la dramaturgia y en la
dirección en el último tiempo, me desarrollo con profesionalismo,
responsabilidad y muchísimo amor a lo que hago, a lo que dedico mi tiempo. Mi
autocrítica es potente y siempre me estoy re pensando, sola y con colegas que
me acompañan en el viaje y de quienes también aprendo muchísimo.
¿Cuál
es tu opinión del momento actual de la música uruguaya?
Estoy en un estado idílico con la
música nacional. Creo que tenemos un país lleno de músicos maravillosos y me
salteo a los ya reconocidos y venerados. En Uruguay, levantas una piedra y sale
un músico, un pibe cualquiera con un lenguaje musical propio y desarrollado, tanto
en lo académico, como en lo popular o lo experimental. Hay que dejarse inundar
y sorprender por esa bendición.
¿Crees
que el teatro uruguayo tiene el lugar en la sociedad que se merece?
Es una pregunta que no puedo
contestar: “¿Cuál es el lugar que el teatro se merece en la sociedad?”, No lo
sé. Yo hago teatro porque tengo cosas que decir, porque necesito hablar en
nombre del lugar al que pertenezco, de la generación y la era de la que formo
parte. Porque tengo cual y tal dilema y quiero construir sociedad,
cuestionarla.
Lo que siento hoy con el teatro
es que la gente no va. Si yo te preguntara: ¿Cuántas veces fuiste al teatro en
el último mes? O si te pidiera que le preguntes a tus propios amigos si
llegaron a ir alguna vez. La gente no va, porque no es algo vendible, porque
muchas veces la gente no sabe lo que es, nunca lo experimentó y porque además
tampoco genera dinero y entonces a nadie le importa. ¿Merecemos ser la sociedad
que somos?
¿Cómo
fue tu experiencia fuera de fronteras junto al teatro?
Viajar con el teatro es de las
cosas más maravillosas que existen. Tuve mis primeras giras en la adolescencia
temprana y empecé ahí por conocer mi país.
Desde hace un tiempo he viajado mucho por el exterior con diferentes
obras y montar e ir de pueblo en pueblo es inexplicable. Más allá de la
aventura, del encuentro e intercambio con otras culturas y del placer de
conocer lugares inimaginados, es otra forma de hacer oficio, montar obras y
adaptar el cuerpo a los espacios además de ganar un poco dinero.
¿Se
puede vivir del arte en Uruguay?
Es muy difícil. El trabajo
artístico en Uruguay es poco valorado. Es otra de las cosas que aprendés cuando
salís del país, que la gente te aplaude de pie y te invita la copa, te compra
la entrada, te paga por hacer lo que haces y además te felicita. Acá el trabajo
artístico está asociado al ocio, como si los creadores nos rascáramos a dos
manos y nada más. Por lo general pago para llevar adelante mis proyectos: hacer
una escenografía, un vestuario, ir al ensayo, lograr difundir un trabajo, todo
eso cuesta plata y es plata que no se recupera con venta de entradas. Hoy
existen algunos fondos que subvencionan el trabajo o parte de él y eso te ayuda
mucho, pero escribir una obra, ensayarla y ponerla en escena te lleva horas de
trabajo y de sueño que nada puede pagar. En el último tiempo he trabajado mucho
en el exterior y con eso genero algún ahorro que guardo para poder mantenerme y
así voy, una cosa acá, otra allá. Hoy que soy joven y no tengo hijos me la
juego a mi carrera y no me importa dejar de lado el confort. Andar en
bicicleta, olvidarse de algunos lujos y meterse de lleno e la escritura y la
creación.
¿Cuáles
son tus proyectos en la actualidad a nivel personal y artístico?
Estoy en un momento de muchísima
proliferación a nivel creativo. Éste año presenté mi primer disco solista CICATRIZ
y acabo de estrenar una obra de mi autoría en la que dirijo y actúo INCONFESABLE,
sonata para dos actrices, está ahorita en cartel. Paralelamente estudio
dramaturgia en una tecnicatura que acaba de abrirse entre la Universidad y la
Emad. También tengo pensado irme en gira en Octubre a España donde
presentaremos Rabiosa Melancolía, una obra de Marianella Morena, una
directora que quiero mucho y con la que compartimos varios proyectos. Respecto
al futuro, estamos investigando para una
nueva puesta con un grupo de colegas y tengo pensado escribir todo el
verano, hay muchas ideas dando vueltas en la cabeza. Será cuestión de hacer una
pausa para organizar el futuro. Lo que sí es claro es que seguiremos haciendo
canciones, música y teatro, separado o
todo junto.
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