Las últimas décadas
han sido de una transformación de la humanidad, hacia la opción de consumir
cada vez más.
La
creación de la necesidad de consumir cada vez más por parte de las diferentes
sociedades, es algo que ha tomado un rumbo cada vez más firme, a finales del
siglo anterior y principios de este. La publicidad sin dudas ha jugado un papel
preponderante en hacerle entender a la gente
que necesita algo que antes no tenía, que podía vivir sin ello y quizás hasta ni sabía
que existía.
Un
claro ejemplo es el aumento del consumo de gaseosa en un almuerzo o cena
familiar. En la década de los 90 con un litro alcanzaba para cuatro personas,
hoy en día se han creado envases de 2.5 y hasta 3 litros que se llegan a
consumir en su totalidad. Hablamos de un incremento de casi el 200%, necesidad
creada por la publicidad, en el entendido que tomar todo eso nos trae felicidad
y no porque las nuevas generaciones tengan más sed.
El
aumento de los casos de gordura y obesidad a nivel mundial, también son el
claro efecto de las publicidades sobre la comida chatarra y el consumo de
alimentos que no son necesarios para nuestro organismo y que por sobre todas
las cosas nos hacen mal.
La
necesidad de ver televisión en pantallas cada vez más grandes también podría
verse como un corrimiento de nuestras necesidades, las pantallas de 21 pulgadas
en su momento nos parecían algo desorbitado, hoy en día las pantallas planas,
casi que ni caben en los muebles convencionales de las personas.
Esta
tendencia parece ir cada vez más al alza por lo que el destino de las
diferentes sociedades ante la inminente necesidad por consumir de forma
exacerbada todo aquello que son nos pone adelante, difícilmente sepamos a donde
nos lleve y uno de los problemas mayores que tenemos hoy en día y que merece más
que un párrafo aparte es sobre aquellos que quieren consumir y no pueden, la
desesperación por no tener lo que sí tienen los demás, muchas veces conduce a
la delincuencia.