En
los últimos años y cada vez con mayor asiduidad la gente ha empezado a pedir
mano dura en cuanto a la represión policial, a la hora de actuar en
consecuencia de hechos de carácter delictivo. El actual gobierno uruguayo en
épocas electorales hizo gran alarde de la aplicación de esta forma de actuar
por parte de quienes tienen a su cargo el orden de la sociedad.
Los
problemas han empezado a surgir en el ultimo tiempo cuando se pudieron
constatar denuncias de todo tipo relacionadas al abuso policial a la hora de
actuar o de intentar poner “orden”. En los últimos días se dio a conocer la
notica de una denuncia que se radico contra tres oficiales de la Guardia
Republicana, acusados de violar brutalmente a dos mujeres que simplemente iban
caminando por la calle.
Lo que sigue a continuación es un extracto del
informe realizado por Montevideo Portal sobre esta situación: … Una de las
víctimas declaró que el día que ocurrió el delito habían salido a caminar junto
con la otra mujer, de nombre Lucía, y tomaron rumbo hacia Carlos María Ramírez.
En determinado momento del recorrido, el móvil policial con los tres efectivos
pasó a su lado. Luego de dar otra vuelta, el patrullero pasó nuevamente por las
víctimas y les ofrecieron llevarlas.
“Accedimos subir porque supuestamente nos iban
a llevar a casa”, agregó la mujer de acuerdo con la sentencia. El conductor se
desvió hacia un almacén y uno de los oficiales se bajó para comprar “cerveza y
sidra”. “Ahí nos miramos con Lucía porque era raro. Hasta ahí podía reenganchar
el camino, estábamos cerca, pero se desviaron para un descampado”, expresó la
víctima y aseguró que las obligaron a tomar alcohol.
Ya en el descampado, uno de los tres hombres
la agarró del pelo y la obligó a practicarle sexo oral para luego introducirle
“el pene en la vagina”. “Yo no sentía nada de acá para abajo”, dijo la joven
señalando desde la cadera hacia abajo, de acuerdo con el documento. La mujer
contó que Lucía estaba en la parte trasera de la camioneta y los oficiales se
turnaban para abusar sexualmente de ellas.
Luego de esto, las oficiales las dejaron en
una casa y ellas simularon abrir la puerta para luego irse a una estación de
servicio donde conocían a un pistero. Con miedo y asqueadas, llamaron al 911
para hacer la denuncia.
La sentencia describe que, pese a los intentos
y las ayudas que recibió, la joven tenía problemas para seguir con su vida,
sufría de ataques de pánico y no podía afrontar la actividad laboral.
Lucía llegó a declarar que “estaba bastante
deprimida” porque se había peleado con el novio. El 12 de noviembre se quitó la
vida, según informó El País en
su momento. La joven tenía problemas psicológicos, por lo que recibía ayuda.
Sin embargo, el punto de inflexión se dio con la situación de violencia sexual
que vivió en febrero de ese año, de acuerdo con el relato de un familiar al
citado medio.
No alcanzan las palabras para poder describir la
aberración y la impotencia de lo sucedido y si bien se espera que cumplan una
pena de nueve años y nueve meses en prisión, nada ni nadie podrá devolver la
vida de Lucía. A partir de esta situación podemos empezar a pensar en cuantos
hechos similares pueden haber ocurrido relacionados a violencia sexual, física
o psicológica que no fueron denunciados y cuantos vendrán por delante ya que
muchas veces no todas las personas tienen las agallas para poder enfrentarse a
una realidad de este tipo e ir a plasmar una denuncia en la propia casa del
enemigo. Con esto no se busca generalizar a todas las fuerzas policiales uruguayas
y ponerlos dentro del mismo paquete, pero es innegable que existe un porcentaje
de policías que no están capacitados para hacer su trabajo de forma correcta y
si en este caso nos ponemos a buscar responsables, el primer eslabón de la cadena
es el Ministerio del Interior y la manera en que se esta moviendo para hacer la
selección de personal y brindar ordenes a quienes deben de llevar a cabo los
diferentes operativos.
La convivencia en sociedad es uno de los mayores
debes que tenemos en la actualidad como país, pero lo que sin dudas esperamos
cada día al salir de nuestras casas es que el Estado se encargue de garantizar
nuestra seguridad y bienestar.