Desde hace unas
semanas, una de las principales cadenas mundiales dedicadas a la cafetería
llego a Montevideo, para de alguna forma integrarnos al mundo, o una vez más
demostrar, como nos conquistan los de afuera.
Sin
dudas que negocios de este tipo ya existe en nuestro país desde hace años,
empresas multinacionales, que se instalan en Uruguay trayendo para el
consumidor todo aquello que se veía por la televisión y que ahora uno lo puede
disfrutar en un simple paseo por un
centro comercial, quizás lo llamativo, es la desesperación que ha demostrado el
consumidor uruguayo por llegar a vivir esta experiencia, haciéndolo a través de
largas colas, en una especie de apocalipsis cafetero.
De
a poco nos vamos transformando en aquello que veíamos en otros países, sobre la
desesperación por el consumo y que nos decíamos “acá nunca va a ser así”, pues
no, las veces que han llegado artistas de renombre a nivel mundial, las
entradas se han agotado en minutos, cada apertura de un local nuevo de comida
rápida genera en el público joven aquello de que “hay que ir” o “hay que estar”
por el simple hecho de poder decir “yo pase por ahí”.
Lo
real es que este tipo de empresas empiezan a encontrar al Uruguay como un
mercado favorable para su instalación y su desarrollo comercial dentro de
nuestro territorio, si bien es algo favorable en cuanto a la generación de
fuentes de empleo y una reactivación de la economía, deja a las claras que nos
siguen vendiendo espejos de colores ya que lugares para consumir café hubieron
siempre, para nadie nunca hizo una cuadra de cola para poder tomar uno.
Claro
está que los tiempos pasan, la globalización es un hecho, y no podemos ser
esquivos a las nuevas modas de consumo, quizás lo raro sea, como una situación
de este tipo se transforma en un fenómeno social que mueve a las masas en la
búsqueda de la generación de una experiencia anteriormente vista por la
televisión en otros países y que logra simplemente satisfacer el ansia y la
necesidad de probarlo sin importar la cantidad de tiempo que se tenga que
esperar en una larga fila para poder acceder a un producto, que sin disminuirlo
deberíamos de entender de que si llega tan masificado, ya perdió la
exclusividad.