Es muy difícil que las
nuevas generaciones comprendan el formato de vida que teníamos hace veinte años atrás, el cambio en las
comunicaciones, genero otra dinámica en cuanto a la interrelación a nivel
social.
Quizás sea cosa del pasado hablar
de la estanqueidad del formato de vida y de los valores que primo en la
sociedad uruguaya durante décadas, aquella familia que se reunía todas las
noches frente al televisor, pero que previamente tanto papá como mamá, se habían
encargado de revisar deberes y atender los problemas que venían de la escuela,
parece haber quedado totalmente en el olvido.
La llegada de redes sociales y dispositivos
móviles, marco un cambio de paradigma en la sociedad, la libertad de
mostrarnos, hacernos escuchar y presumir acerca de nuestras vidas, ha generado que la atención
tanto de padres como de hijos se dirija a su lugar de estatus ante los ojos de
los demás, ya que no tomamos como una verdad irrefutable lo que vemos en los
medios, nosotros somos dueños de la única verdad que consideramos real, lo que vemos que llega
de afuera, simplemente confronta nuestra visión.
Solo el tiempo nos podrá decir si
estos cambios nos harán evolucionar como sociedad y como especie, o todo lo
contrario, nos pasa a aquellos que conocimos la vida en el siglo pasado, que muchas
veces nos sentimos en una involución constante hacia un camino que será muy difícil
de poder conducirlo a algo que al menos intente asemejarse a aquella forma en
la que fuimos criados. Quizás sea solamente una cuestión de adaptación a las
nuevas realidades.