Muchas veces dicen que todo tiempo pasado fue mejor, pero que difícil se
hace cuando se confrontan dos generaciones y por lo tanto dos formas de ver la
vida diferente.
Aquellos que nacimos en el siglo XX
sin duda pertenecemos a una porción de la sociedad en la que fuimos criados con
determinados valores, tiempos de vida y formas de vivirla, muy diferentes a
todos aquellos jóvenes que nacieron a partir del 2000 y que ya están empezando
a cumplir la mayoría de edad, por lo tanto “los siglo XXI” son los que empiezan
a forjar y definir el futuro del país.
Para los “siglo xx” es muy difícil
ver, entender y aceptar la manera que
tienen para moverse en la vida la nueva generación de jóvenes, sus “valores” distan
de ser aquellos que nos enseñaron en nuestras casas. Para empezar fueron
criados con otra dinámica, el ejemplo más claro es que hoy en día ambos padres
trabajan sin importar la edad de los hijos, hecho que hace que se empiecen a
perder los valores que se pasaban de una generación a otra ya que muchas veces
los hijos no quedan a cargo de un integrante de la familia, ese simple hecho
los transforma en personas más desarraigadas a el afecto paterno y materno, los
que les da cierta frialdad para manejarse en la cotidianeidad de su vida.
Es muy difícil cruzarse con un
joven y explicarle aquello a lo que nosotros le llamamos valores sin ser vistos
como unos anticuados o unos cortos de mente, para ellos la vida tiene otra dinámica,
otra liviandad, es vivida a otro ritmo y con un gran distanciamiento de lo
emocional, ya que todo cambia de un momento al otro sin importar si para bien o
mal, en medio de todo esto y como tienen la cabeza en otras cosas, temas como
la política ya no son casi ni tenidos en cuenta entendiendo que “son todos unos
chorros y que nadie va a hacer nada más que robar”
En el entrelazamiento de ambas
generaciones el Uruguay empieza a delimitar su futuro, entendiendo que las
cosas ya no son como antes, pero a su vez sabiendo la importancia de los viejos
valores para las construcciones de sociedades firmes basadas en un sustento
social que reza aquel viejo slogan de que todo tiempo pasado fue mejor, sin
entender a veces que lo que tenemos enfrente no es más ni menos que el fruto de
las nuevas generaciones, que viene a imponerse desde lugar pidiendo que les
dejen paso para demostrar lo que tienen para dar.