LA SENDA DEL BIEN NO ASEGURA RESULTADO

 

En la vida social e intrafamiliar desde pequeños, nos ha inculcado enseñanzas del tipo “si haces lo correcto vas a obtener buenos resultados” los cambios de todo tipo que hemos sufrido y sobre todo en lo relacionado a las relaciones sociales, cada vez, nos hacen entender más que hacer todo aquello que esta preestablecido como bueno no nos asegura que al final de ese camino obtengamos el resultado esperado.

La realidad anteriormente mencionada puede quedar plasmada por ejemplo en lo que sucede actualmente con aquellas personas que deciden optar por una formación académica en relación a un rubro, al final del camino la confrontación con un panorama muchas veces adverso es difícil de sobrellevar, ya que en muchos casos deben de competir con personas que se encuentran mejor posicionadas en el mercado laboral pero que no cuentan con una formación intelectual adecuada para poder desarrollar esa función.

Obviamente esta complejidad se exceptúa en algunas carreras puntuales como la medicina, la arquitectura o la ingeniería que claramente necesitan de un manejo de conceptos muy fuerte para poder ser llevadas a cabo, es decir que en estas áreas nadie se puede poner a improvisar por más carismático que sea. Por otra parte, existen una infinidad de rubros en donde actualmente los menos formados son más y obtienen mejores resultados.

Una de las explicaciones de este fenómeno es la necesidad de inmediatez que existe hoy en día, el exceso de conocimiento pierde en una batalla constante con la improvisación que atrae mucho más y al final termina siendo más heroica o al menos despierta un respeto en los demás que muchas veces asombra, confirmando que aceptamos cada vez más una baja en la calidad de lo que consumimos y que preferimos más asiduamente contenidos livianos que no lleguen a perturbar nuestras ideas.

Actualmente vivimos un hecho muy poco habitual hasta el momento en el Uruguay y es el de la ayuda que brindan los medios de comunicación para ejercer una especie de santificación sobre aquellos narcotraficantes que han marcado cierta historia dentro de sus entornos más cercano o que están de moda por su accionar impune y con resultados satisfactorios los que los transforma en modelos a seguir para todos aquellos que buscan llegar lejos caminando poco, esto habla a las claras de la degradación actual que vivimos como sociedad y de la pérdida de valores y sentido común a la hora de formar a las nuevas generaciones.

El vivir en la era del “todo vale” lleva a que cada uno busque llevar agua para su molino de cualquier forma, sin reparar un segundo en el cómo; lamentablemente cuando esta práctica da resultado, quienes vienen detrás buscan imitarla, para poder avanzar en la misma senda.

Sin dudas que apostar a ser el mejor y superarse día a día, puede llegar a influir en el éxito esperado, pero en la actualidad esto no está 100% asegurado ya que como en tantos otros aspectos de la vida se han universalizado las oportunidades de generar “negocios” en la búsqueda de mejorar la calidad de vida, sin importar muchas veces cuales sean los medios para lograrlo, como sucede con tantas  realidades actuales todo tiene que ver con un tema de valores personales y hasta donde esta uno dispuesto a llegar para obtener lo que quiere.

 

¿QUE ES SER FREELANCE? ¿POR QUÉ CADA VEZ SON MAS?

En épocas donde no paran de aparecer nuevas terminologías para denominar procesos que ya existen desde hace mucho tiempo, las relaciones laborales y el acceso a las fuentes de trabajo, son un hecho que cada día se dificulta más en la vida de las personas, ante esta realidad, los más jóvenes empezaron a encontrarle una nueva forma de llamarle a aquellas personas que trabajan por cuenta propia.

Freelance es un adjetivo de la lengua inglesa que se utiliza para denominar a alguien que cumple una tarea de forma independiente. En tiempos donde las nuevas generaciones carecen de estabilidad en varios aspectos, pero sobre todo en el laboral, el poder gestionar su trabajo, les abre un abanico de posibilidades inexistentes para generaciones anteriores ya que la utilización del tiempo, elemento vital por el cual intercambiamos nuestras tareas a cambio de dinero, lo pueden utilizar a su antojo.

De más está decir que el cumplimiento de horarios y el compromiso de una relación laboral no son características que se puedan encontrar con facilidad en esta nueva era de jóvenes, si bien encasillarlos a estos con adjetivos relacionados a la falta de responsabilidad es un mal que perpetuamos las generaciones anteriores que vivimos lo mismo cuando ocupábamos ese lugar y soportamos las merecidas críticas; esta nueva camada ha optado por romper los esquemas que se creían rotos por otras generaciones, demostrando que siempre se puede llegar un poquito más lejos de lo pensado.

El sistema económico ha mutado de tal forma que hoy en día le sirve mucho más tener trabajadores independientes, que se hagan cargo ellos mismos con su realidad y no estén bajo la dependencia de una empresa, de esta forma todo lo concerniente a aguinaldos, salarios vacacionales o despidos van a correr por cuenta del propio trabajador y dejara de ser una carga para la organización, además de esta forma se les brinda la autonomía suficiente para que aquel que desarrolle la función se sienta que es libre y artífice de su propio destino a nivel económico.

Sin dudas que esta realidad a simple vista termina siendo un ganar ganar en la relación empleador empleado, trato del que se puede observar ausente de compromisos en este contexto separatista de funciones, obligaciones y por supuesto derechos.

Las aplicaciones que ofrecen servicios como transporte o deliverys de comida son el ejemplo más claro del desentendimiento por parte de una organización hacia sus obreros, de cualquier forma deberíamos asumir que si hay tantas personas que cumplen estas funciones en definitiva el trato para ellos en algún punto termina siendo beneficioso o presos de la necesidad de llevar el pan a la mesa optan por aceptar las reglas del juego y formar parte de ese sistema que en algún punto termina siendo un tanto perverso para el obrero.

Estas dinámicas de trabajo claramente son una adaptación del mercado laboral a la forma en que las personas nos manejamos en la actualidad, buscamos relaciones escuetas o efímeras que no intervengan demasiado con nuestro día a día.  Al fin y al cabo, en algún aspecto de nuestras vidas, todos decidimos ser un poco freelance.

 

LA SOLEDAD DENTRO DE LA MULTITUD ES EL FUTURO DEL DESTINO DEL HOMBRE

 

La frase a la que hace referencia el título de esta publicación fue mencionada por José Mujica en un libro que se publicó en conjunto con Julio María Sanguinetti denominado “El Horizonte”.

El concepto de sentirnos solos en medio de la multitud sin dudas no es nuevo en este siglo XXI que cada vez naturaliza más esta situación, pero es algo a lo que deberíamos de recurrir cada tanto, en pos de intentar mejorar una realidad que muchas veces en la vorágine del día a día va dejando de lado a aquellos que realmente se sienten solos y no logran encajar con el sistema, trasladando esta frustración en varias oportunidades a ideas de tipo suicidas, que en muchos casos no son escuchadas por el entorno de las víctimas que deben sobrellevar una vida sin ser entendidos o al menos sin la atención que realmente necesitan.

Los famosos nativos digitales se han criado con una única realidad que es el apremio por alcanzar la mayor cantidad de “likes” posibles en sus publicaciones, para poder formar parte de una realidad que ellos mismos entienden como la única existente. Esta realidad quizás sea más difícil de entender, para alguien que no nació con este universo cibernético ya en marcha.

La nueva era de las pantallas nos enmarca a los usuarios como los únicos y principales protagonistas de este acto comunicativo, pero también como los únicos culpables de que muchas veces no se les dé un uso adecuado a esta herramienta que nos puede resultar tan útil en la vida actual.

La paradoja de los tiempos actuales se enmarca en la sutil apariencia de que nos encontramos mucho más conectados buscando lograr comunicarnos mejor, pero las experiencias del día a día muchas veces nos demuestran lo contrario; ante esta realidad hemos podido encontrar una mayor facilidad en poder interactuar con el otro, pero manteniendo la distancia física que si bien en tiempos de pandemia esto se encontró como una acción necesaria, en la actualidad lo vivimos como un hecho de lo más normal. Normalizamos el hablarnos, escucharnos y mirarnos, pero a través de un dispositivo electrónico, encontrando en esta acción una válvula de escape a las relaciones humanas y su complejidad.

El siglo XXI trajo consigo sociedades mucho más individualistas en casi todos los aspectos de la vida, marcando la determinación de que “si no me afecta no me interesa” realidad que determina que la grieta social sea cada vez mayor marginando cada vez más a los que menos pueden y sometiéndolos a que su vida transcurra en una especie de paralelismo a lo que comúnmente llamamos realidad y hasta en muchos casos normalidad.

El vivir tiempos de constantes cambios en donde las oportunidades están al alcance de la mano, genera que nos resulte mucho más fácil poder alcanzar las metas establecidas, pero también se fracasa con mucha velocidad y a veces con más veracidad que antes, por lo que la desmotivación es casi que una moneda corriente de las nuevas generaciones.

La soledad y el alejamiento de las multitudes estando sumergidos en ellas mismas quizás sea el estado natural de este milenio que con mucha más vehemencia que antes intenta ser y demostrar algo que realmente no es.

La tasas de suicidios en los jóvenes a nivel mundial, es algo de lo que se habla muy poco, pero que se desprende de la realidad que día a día nos toca vivir, el no poder encontrarle un sentido real a vidas que recién comienzan es un problema muy profundo que tiene muy poca prensa pero que conforme pasa el tiempo suma mas adeptos a esa causa.

Los cambios reales en una sociedad solo pueden darse cuando los propios integrantes de la misma se lo proponen y actúan en consecuencia, por eso quizás algunos temas que generalmente damos por sentado que les pertenecen a unos pocos sean realidades de muchos.