Decir que cada vez estamos más intolerantes, ante los
comportamientos de los demás, no es ninguna noticia, lo que si llama la atención
y cada vez, es como nos cuesta aceptar,
que al de al lado le guste escuchar algo diferente a los que nos gusta a nosotros.
La brecha entre el Rock y géneros como la música tropical y
el carnaval, que prácticamente vienen de la mano, cada día se abren más.
La apertura por parte del Estado de una escuela de carnaval,
destinando fondos, para la masificación de la enseñanza de este “arte”, genero
controversia entre los músicos y
artistas de otros estilos que se encuentran en las antípodas del genero
carnavalesco, obviamente argumentando, que al resto de la música no se le da el lugar y la importancia que si
se le da al carnaval, teniendo en cuenta los desfiles y premios que otorga la
Intendencia de Montevideo más el agregado de esta supuesta inversión en una
escuela que funcionara durante todo el año.
En la actualidad es muy difícil encontrar a un “rockero” que
acepte a un “cumbiero” y viceversa, sin generar críticas y agresiones unos a
los otros.
Siempre existió y existirá gente que piense distinto, esa quizás
sea la verdadera esencia del mundo, pero la falta de educación a nivel social
por la que atravesamos hoy en día sin dudas genera que además de no aceptar lo
que le gusta al otro lo intentamos agredir o disminuir, tratando de demostrar,
que lo que uno consume es lo mejor, siendo esta una acción totalmente subjetiva
que marca la vida cotidiana de muchos.