Si bien pertenecemos a la misma zona geográfica del planeta, nos separa apenas un rio, poseemos la mayoría de nuestras costumbres en común, nuestros gustos tanto a nivel culinario como de entretenimiento son casi iguales y a ambos nos apasiona el futbol; a pesar de todo esto, no debe de existir peor comparación para un uruguayo que con un argentino.
Quizás tenga que ver con eso de que los uruguayos tenemos una especie de síndrome de hermano menor, o del adoctrinamiento de parte de ellos de que somos un provincia más, pero a pesar de tener más similitudes que diferencias el nacido en el Uruguay jamás termina de comprender y aceptar al de la vecina orilla.
Problemas como la pedantería o la falta de humildad que son detalles vitales para un uruguayo los encuentra todo el tiempo en cada accionar de un argentino, sobre todos los pertenecientes a la capital ya que, si hacemos una comparativa con un habitante del norte de Argentina, quizás encontremos más similitudes de las que imaginamos.
La política es otro punto que nos aleja a nivel social ya que tienen un sistema de elección bastante mas complejo que el uruguayo, además de no tener una clara identificación partidaria y de ideologías como ha sucedido históricamente en el Uruguay entre la izquierda y la derecha.
Para que un uruguayo pueda entender a qué sector representa cada político argentino comparándolos con los partidos tradicionales uruguayos, tendría que hacer una especie de curso de politología o algo así ya que no existe una equivalencia exacta que los pueda igualar o al menos ponerlos al mismo nivel en lo referente a sus ideologías.
Si bien resulta un poco caprichoso ponerse a comparar a un país de tres millones y medio de habitantes con uno de mas de cuarenta y seis millones, en el entendido que simplemente por el tamaño del territorio y por la cantidad de personas que tienen que convivir en espacios compartidos, la vida es muy diferente. Montevideo ostenta ser en el Uruguay el lugar donde todo pasa primero y en donde están los diferentes centros de referencia de las distintas áreas necesarias para la vida cotidiana que uno se pueda imaginar, como salud, formación académica, empresas de relevancia, etc. Pero si la miramos en perspectiva no dista mucho de ser cualquier ciudad de una provincia de Argentina en la que se centralizan todas las necesidades de los que viven en las afueras.
Uruguay y Argentina sin dudas serán siempre parafraseando a Jaime Roos, rivales y hermanos y los uruguayos se esforzarán siempre en no ser como su hermano mayor que se las cree todas, pero que en el fondo les gustaría al menos parecerse un poco, pero que obviamente no se dé cuenta sino va a creer que se le está copiando.
Es difícil poder comprobarlo de manera empírica, pero deben ser de los países limítrofes que mas se parecen en cuento a sus costumbres y su manera de ser del resto de América Latina, por ejemplo, difícilmente les pase a otras personas del mundo que las confundan con el país de al lado tan frecuentemente. No debe haber uruguayo que no haya salido del país y que le hayan dicho “ha eres argentino” hiriendo claramente en ese momento el sentimiento de nacionalidad más profundo y respondiendo con la frente en alto, no, URUGUAYO.