El termino condescendencia muchas veces lo aplicamos a maneras de relacionarnos con nuestro entorno a nivel personal; pero si por un momento, hacemos el ejercicio de transportarlo a otros ámbitos de la vida nos podemos dar cuenta que está presente en casi todo y en los últimos años en especial en las relaciones de tipo político.
Quizás tomando como punto de partida el comienzo del siglo XXI podríamos decir que se nos ha tornado muy raro poder tener un sistema político en donde se presenten ideas de forma transparentes, con el convencimiento de que se está aportando lo mejor y no, que se contamine de una búsqueda incesante de triunfalismos que busquen como único fin llegar al poder con comentarios y acciones que no dejen de ser para la tribuna esperando ese aplauso, tras la muestra de una condescendencia con el desvalido del momento.
Vivimos en una sociedad en la que cada día se segrega más y con esta división surgen minorías desvalidas de todo tipo. Parece ser que el juego actual de quienes ostentan el poder pasa por demostrar ese entendimiento a los desentendidos y de extender su mano para apoyar sus ideales, aun cuando en el fondo sepan que no son aportes que puedan enriquecer, sumar o que al menos respaldando eso, no se le genera un bien a la sociedad toda en su conjunto.
A partir de este punto es donde nos podemos dar cuenta que el manejo de la condescendencia política logra generar un juego de intereses para dos bandos; el que busca ser escuchado, atendido y ganar estatus a nivel social y el que quiere lograr un cargo o al menos formar parte del poder ya sea en la actualidad o de cara al futuro.
Esta realidad no se distingue de colores políticos, ya que basta con encontrar un posible foco de apoyo y con esto intentar favorecer la visión del resto hacia el objetivo político y con eso da comienzo el juego, que se puede librar a través de los diferentes medios de comunicación o redes sociales y con esto buscar alcanzar la mayor atención posible.
Obviamente que el resultado final y la trascendencia de lo anteriormente mencionado lo terminan dando los consumidores que acceden a este tipo de publicaciones y se hacen participes transmitiéndolas al resto como una especie loop que muchas veces se termina distorsionando en el camino inventando nuevas variantes de la primer realidad mencionada.