Es muy difícil a veces, quizás aplicar conceptos antiguos a realidades actuales, uno de ellos es el de la democracia. La historia ha marcado a lo largo de los siglos que el vivir bajo un orden democrático es garantía de ciertas seguridades que hoy parecen estar un poco difusas.
Si bien actualmente en Uruguay solemos vanagloriarnos por el nivel de salud del que suponemos que goza nuestra democracia, basta con ponernos a analizar la realidad y empezar a entender ciertos manejos que se hacen actualmente a través de diferentes vías como las redes sociales o medios de comunicación tradicionales, para entender que el concepto de saludable es un poco discutible.
Los principios básicos como el llamado a elecciones y el respeto por el candidato elegido para gobernar, podrían decirse que se mantienen, pero las reglas del juego han cambiado claramente transformando situaciones como las campañas electorales en un “vale todo”.
La aparición en redes sociales de todo tipo de información, en muchos casos carente de verificación alguna, sobre aquellas personas que se deciden exponer a ser candidatos lleva a generar ideas y conceptos difusos, pudiendo cambiar con esto el rumbo de cualquier decisión. Hoy en día es muy difícil lograr saber que es verdad y que es mentira de todo lo que consumimos.
Este nuevo manejo de los medios por parte del propio electorado ha llevado a sacar a la luz realidades impensadas. Obviamente como en toda situación el que es acusado de algo tiene derecho a defenderse, pero para aquel que observa de afuera el problema comienza cuando no logra saber a quién creerle, siempre de cada lado de una acusación hay intereses de por medio, por lo que en ese momento es donde se empieza a embarrar la cancha.
Discusiones en política existieron siempre, pero en la actualidad el nivel de estas ha comenzado a entrar más en lo personal de los posibles candidatos que en las ideas que exponen, cuando se trivializa y se banaliza de esa forma algo que es de vital importancia para la vida y la convivencia de todos, es cuando comienzan los problemas y las dudas.
Claro está, que tanto los candidatos como el entorno y los temas que el electorado decide poner encima de la mesa sobre ellos es el fiel reflejo de lo que somos actualmente como país y como sociedad. La juventud espera más candidatos que aparezcan en Instagram mientras que los más veteranos esperan a aquellos que prometan tener mano dura. Si bien el trasfondo final es el mismo lo que va cambiando cada vez más con el tiempo son las formas de cómo se llega a donde se quiere y cuáles son los costos para llegar, aquel que esté dispuesto a pagarlos será el que finalmente lo logre…
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