viernes, 12 de abril de 2024

CUANDO TENIAMOS LAS RESPUESTAS NOS CAMBIARON LAS PREGUNTAS

 

Velocidad, vorágine, cambio constante, falta de certezas, volatilidad, falta de profundidad, desinterés y ausencia de compromiso, quizás podrían ser algunas de las características más sobresalientes de la sociedad actual, si bien son más particulares en la juventud, también han sido adoptadas por generaciones mayores que se emparejan con estas realidades y se sienten a gusto aplicándolas en sus vidas.

Existe toda una generación que se siente algo desencajada con los nuevos códigos actuales y no necesariamente son los adultos mayores, podríamos identificar en este sentir a todas aquellas personas que han logrado cierta formación académica en su vida y que en paralelo adquirieron una educación con valores de tipo social en el seno más profundo de su hogar y que por lo tanto encontraron una manera de moverse y actuar en la vida acorde a las realidades de las que provienen.

Sin dudas estos contextos chocan y contrastan con los de la mayoría que entiende claramente las cosas de otra manera. Ahora la pregunta seria la siguiente ¿Cómo se logra la adaptación en una sociedad que ha cambiado sus cuestionamientos y sus códigos más básicos? ¿cómo hace una persona que se formó y educo para intentar coexistir con la falta de formación y educación constante por la que atravesamos?

Los códigos cambiaron, las respuestas cambiaron, la dinámica de la vida cambio, los individualismos y antipersonalismos triunfan dida a día, dejando atrás aquella idea de sociedad o comunidad unida que podía empujar más fuerte y buscar un bienestar general. La actualidad marca que cada uno tiene que velar simplemente por lo que le toca, dejando de lado los intereses ajenos y cualquier hecho que pueda beneficiar a otro que no sea uno mismo.

Las brechas o grietas sociales no hacen más que aumentar el dolor y el rencor de los más desvalidos llevándolos a estar en un pie de guerra constante mirando al otro como un extraño o en muchos casos como un enemigo. El problema radica en que los que menos tienen son cada día más y son los que más afectaciones generan a nivel social, es muy difícil de entender porque aquellas personas que se encuentran en situaciones de pobreza real no cuentan con una idea de comunidad y de colaboración con el que esta en la misma, sino que por el contrario intenta todo el tiempo velar por su propio interés. Sin dudas este fenómeno debe de tener que ver con una nueva realidad cultural del uruguayo actual.

¿Cómo adaptarse? ¿Cómo mejorar este contexto? ¿por donde empezar? Son las grandes interrogantes que se deberán de tratar en pos de intentar generar una sociedad mas unida y no esta especie de corto circuito constante que nos aqueja a nivel social que viene muy de la mano de las desdichas económicas del momento.

 

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