Quizás muchas personas no estén del todo familiarizadas con el termino entropía, si bien el mismo está directamente vinculado con la física, podríamos decir que existe cierto paralelismo de este con temas referidos a la sociedad. Por definición la entropía es: la magnitud termodinámica que mide la cantidad de energía que no se puede utilizar para realizar un trabajo. Ahora la pregunta es ¿Qué tiene que ver esto con la sociedad?
Cada vez más, podemos asumir que vivimos dentro de la sociedad del caos, independientemente a que país pertenezcamos o de que franja social formemos parte, aquella idea de orden, organización, tolerancia y respeto va quedando cada vez más en el pasado para darle cabida a una nueva forma de vivir que es la del desorden o la incertidumbre, temas como la seguridad, el empleo o la educación son algunos de los pilares que cada día más están en declive, por el nuevo “reordenamiento social”.
No es una novedad decir que la tecnología ha generado grandes cambios dentro de la sociedad y que en parte a colaborado a que determinadas realidades cambien, apostando a la inmediatez y la necesidad de poder obtenerlo todo ya.
La vorágine creada por la necesidad de saberlo todo al instante ha desarrollado que en medio de ese caos se genere una entropía comunicacional que muchas veces sirve para poder desvirtuar la información o al menos no mostrarla realmente como es. El exceso de información juega un papel vital en este asunto logrando que existan confusiones, incertidumbres o dificultades por entender lo que realmente pasa por parte del receptor.
Actualmente los dos ejemplos mas claros de la generación de entropia a nivel social son las crisis de tipo económicas y el cambio climático, ambos hechos son imposibles de controlar por las sociedades, pero estas buscan alcanzar una adaptación y un orden dentro de ese caos para poder seguir funcionando a pesar de las vicisitudes por las que se debe de atravesar para poder seguir adelante y volverse funcionales a determinadas causas que la propia cotidianeidad necesita para mantener un equilibrio que se genera dentro del desorden y la incertidumbre.
Este tipo de realidades son totalmente comparables con las que puede vivir cualquier animal dentro de su hábitat natural, en definitiva y aunque no lo queramos aceptar este es el nuestro y los riesgos que asumimos son los que enfrentamos en el día a día con nuestro entorno mas cercano y con el exterior más próximo.
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