Sindicato: Asociación de trabajadores constituida por la defensa y promoción de intereses profesionales, económicos o sociales de sus miembros.
Para empezar a hablar de los sindicatos y de su surgimiento en el Uruguay, nos tendríamos que remontar a 1870 aproximadamente cuando se consolido la Liga de Tipógrafos de Montevideo el primer sindicato oficial de nuestro país. A partir de ese momento, se comenzó a escribir la historia de la defensa de los derechos de los trabajadores, que por obviedad han tenido desde siempre como su gran antagonista a la patronal.
Es indudable que a lo largo de todo el siglo XX las luchas de tipo sindical, a nivel mundial, lograron obtener avances impensados para la época. Si no hubiese existido una organización de este tipo con la consciencia clara de a donde se quería llegar para mejorar las relaciones, las realidades que hoy en día reconocemos como normales jamás hubieran existido ya que estas se dieron tras largos procesos de lucha que buscaron hacer entender que los trabajadores son poseedores de derechos y que son tan humanos como sus empleadores, este último punto a mediados del siglo XVIII, parecía no estar del todo claro ya que los obreros realizaban jornadas interminables de trabajo, con muy poca remuneración económica y casi ningún beneficio que le mejorara sus situación laboral. Obviamente esta realidad rozaba el esclavismo que por aquellas épocas estaba bastante normalizado a nivel mundial.
Para ese entonces los sindicatos se transformaron en lugares en donde los trabajadores se podían sentir respetados y protegidos por el sistema, que con el paso de los años y a fuerza de llevar a cabo diferentes movimientos de tipo obrero se fue volviendo cada vez más fuerte.
Como en todos los órdenes de la vida el poder corrompe y en el caso de los sindicatos conforme pasó el tiempo, empezaron a tener más relevancia en la vida social y esta realidad fue el comienzo para que empezaran a aparecer diferentes “puestos” dentro de las organizaciones obreras a los que muchos quisieron y quieren acceder aun en la actualidad ya que, por estar en los mismos, se goza de determinados veneficios.
A lo anteriormente mencionado se le sumo que las organizaciones de trabajadores afiliados a una central sindical han empezado a imponer en muchos casos sus condiciones para llevar a cabo una labor dentro de empresas de tipo privadas, generando con esto claramente el descontento por parte de la patronal.
Ante esta mirada contraria a la realidad de los patrones, muchas compañías se volvieron reticentes a la posibilidad de que sus empleados se organicen ya que en muchos casos este movimiento termina afectando la productividad de las empresas a tal punto que en varios casos los capitales extranjeros han decidido abandonar el país al no poder lidiar con los pedidos del sindicato, generando con esto el aumento de la desocupación y por lo tanto el incremento de la inestabilidad económica.
De cualquier forma, se podría decir que el Uruguay es un lugar de avanzada en lo referente a los derechos de los trabajadores, ya que muchos países ultra industrializados, no cuentan con la protección a nivel de derechos y salario que tienen los obreros uruguayos.
Con el paso del tiempo y el entendimiento de muchos, de cuál es el rol actual de los sindicatos en Uruguay, empezó a aparecer una nueva forma de manejarse dentro de las empresas por parte de los obreros y es la de no estar del lado del sindicato, pero si pelear individualmente por las necesidades propias, generando con esto alianzas en solitario con la patronal y mejoras personales y puntuales para algunos trabajadores, que terminan haciendo funcionar al sistema por fuera de la realidad colectiva que plantean las organizaciones sindicales.
Ante esta situación que cada día va en aumento y comienza a normalizarse como una forma de actuar por parte de empresas y trabajadores las fuerzas obreras sin duda se encuentran en la actualidad en una etapa de cambio de paradigma, en donde existe un cuestionamiento real de qué lugar y que rol ocupan a nivel social y como lo hacen.
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