Los
seres humanos tenemos la capacidad de adaptarnos muy rápido a las cosas buenas,
al extremo de acostumbrarnos y tomarlas como algo natural. Con el crecimiento
vivido en nuestro país, a partir de la llegada de los gobiernos de izquierda,
el poder adquisitivo de la gente creció a tal punto de que las calles han
colapsado por la cantidad de autos que circulan ya que jamás se imaginó que
existieran tantos vehículos circulando al mismo tiempo.
Esto
también trajo aparejado que las luchas sindicales y los reclamos salariales
fueran escuchados y se aumentaran los sueldos, en busca de un mejor
posicionamiento económico de los trabajadores. En la actualidad nuestra economía
ha sufrido un enlentecimiento en el crecimiento, pero parece ser que nadie lo
ve o realmente no lo sienten, ya que los maestros y profesores siguen haciendo
paros, dejando a los estudiantes sin clase y pidiendo aumento, los combustibles
subieron, pero como todos tiene auto lo que preocupa es el precio de la nafta y
no del gas para cocinar.
Se
llegó a un acuerdo para continuar las obras del Antel Arena, pero igual van a
parar los obreros, de la construcción en conjunto con los metalúrgicos, también
pidiendo dinero, obviamente. La pregunta es ¿alcanza para todos? O ¿para darle
a algunos hay que sacarle a otros? Nos acostumbramos a las buenas épocas y no
sabemos cuándo tenemos que parar un poco de pedir para poder seguir creciendo
entre todos.
Tenemos
el problema de que somos demasiado individualistas y lo único que nos interesa
es nuestro bolsillo y que nos vaya bien a nosotros mismos, el resto que
explote. Cuando cambiemos un poco esa cabeza nos va a empezar a ir un poco
mejor, como sociedad y como país.
Gabriel Cortazzo
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