Vivimos
en una sociedad marcada por el consumo y por el descarte, esto se nos ha vuelto
un mal hábito, haciéndonos cambiar nuestros valores y forjando que demos
prioridad a cosas banales.
Estamos
pendientes de tener el ultimo celular, de vestir a la moda, o el televisor más
grande, pero no nos damos cuenta que nuestro cerebro es cada vez más chiquito,
buscamos tener la aplicación del momento en nuestro celulares y así jactarnos
de que tenemos el control de lo que sucede a nuestro alrededor, pero no nos
damos cuenta que es exactamente al revés.
Son
nuestros celulares y la tecnología, quienes nos controlan a nosotros obligándonos
a vivir pendientes de los últimos avances, de esta manera nos obligan a
consumir más y más.
El
mundo de hoy en día, nos exige a vivir cada vez más rápido y cada vez tenemos
menos tiempo para hacer aquellas cosas que nos gustaban, el apuro inclusive
llego hasta nuestra alimentación, buscando comidas ricas y rápidas, que nos
intenten hacer felices. Pero lo que logramos es llenar nuestro cuerpo de grasa.
No nos damos cuenta que en ese apuro se nos va la vida.
Depende
de cada uno de nosotros como permitimos que esta sociedad acelerada y
consumista nos envuelva. Está en nuestras manos darle prioridad a las cosas
relevantes de la vida, descartando las banalidades. Darnos el tiempo necesario
para disfrutar de esas pequeñas cosas, que construyen nuestro bienestar y que
no son ni la tecnología ni la comida rápida.
Gabriel Cortazzo
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