lunes, 22 de enero de 2024

ENTREVISTA A NUMA MORAES

 Es uno de los músicos y compositores más importantes dentro de la historia del folclore y el canto popular uruguayo, sus canciones en épocas de dictadura fueron el empuje para que muchos mantuvieran la esperanza de poder salir adelante a través de una verdadera unión popular, pasado los años ha seguido dándole éxitos a esta tierra y piensa seguir haciéndolo por muchos años más, en esta oportunidad paso por Periodismo en tus Manos Numa Moraes.

¿Cómo es el periplo para un cantor del interior que llega a la capital?

La situación para los músicos del interior ha cambiado muchísimo en cuanto a los años en que vine a la capital. En aquella década del 60 si no tenías el apoyo de algún familiar o amigos que estuvieran radicados en Montevideo no te podías sostener como músico. Ahora (relativamente) las distancias se han hecho más cortas, por lo menos al sur del Río Negro. Tampoco teníamos la posibilidad de grabar (profesionalmente) en el interior. Hoy, con la tecnología actual, puedes hacerlo incluso en tu casa.

¿Qué tan complejo suele ser para vos el proceso de composición? Y ¿Qué tanto campo fértil tenes para avanzar dentro del mismo?

Es un tema muy personal de cada creador. En mi caso me acostumbré a musicalizar poemas desde siempre. Muchas veces le entregué una melodía a Washington Benavides y él escribió el texto a partir de esa música. Durante el exilio trabajé a la par con poetas latinoamericanos, (Vicente Zito Lema, Lincoln Silva) o me basé en libros poéticos de creadores españoles y de distintos países de Nuestra América. Por supuesto que uruguayos también, siempre que fueran textos publicados para no crearles problemas.

¿Qué lugar crees que ocupa el folclore hoy en día a nivel social? ¿sigue siendo una música de resistencia?

La palabra folclore se utiliza comúnmente de manera errónea. Para ella tendríamos que ir, por ejemplo, a una melodía de autor desconocido, anónima. En mi caso he grabado gran cantidad de canciones con estas músicas de las cuales se perdió en el tiempo el nombre de sus autores. Generalmente fueron temas a los que Washington Benavides, con gran maestría, puso textos. Se le llama folclore (casi como un sello comercial) a canciones basadas en ritmos antiguos… pero son temas creados en melodía y texto por autores conocidos y que han registrado la obra, por lo cual no se puede llamarlas folclóricas. Quizás mejor son: de “raíz folclórica”.

Cualquier tema puede ser de resistencia. Todo depende de la autenticidad con que sea compuesta, puede ser un cielito, una zamba, un samba, rock, murga, polca, milonga… etc. Todo depende de lo que quiera expresar el autor. Una buena canción de “amor” puede convertirse en un martirio para los gorilas.

 

¿Qué opinión tenes de la actualidad a nivel social? ¿Somos el fruto de lo que se ha venido sembrando con anterioridad? O ¿ha existido una desviación?

En estos tiempos que vivimos todo ha cambiado muchísimo. Cuando era adolescente trataba de oír algún programa radial montevideano que hiciera escuchar música de raíz folclórica, o que transmitiera, por ejemplo, el festival de Cosquín. Estando en el exilio holandés era imposible captar desde allá, una radio que saliera de Uruguay. Hoy puedo escuchar emisoras (literalmente) de todo el mundo en el celular. Aquello de que una melodía pueda ser “folclore” o no, se vuelve complicado. Cualquier “paisano” pesca una música desde una emisora sueca y la pasa a su acordeón y te encaja un tema “folclórico” … siempre que sea con ritmo para hacer palmas, y mucho volumen para tapar las risotadas, y conversación de un público distraído...

Siento que hay una necesidad enorme (en gran parte de los uruguayos) de escuchar las canciones creadas por personajes culturales como Osiris Rodríguez Castillos, Alán Gómez, Aníbal Sampayo, etc. con esto me doy cuenta de que aquellos, junto a Daniel Viglietti, Los Olimareños, Zitarrosa, Carbajal, y tantos otros, sembraron muchísimo, y como esa siembra se hizo con calidad y autenticidad no se olvida. El problema, es el desconocimiento de quienes tienen la posibilidad de hacer que no se pudran nuestras raíces, y niegan a la juventud la gloria y el orgullo de presentarnos al mundo con algo de calidad nacido en nuestra tierra. ¡Una vez Mercedes Sosa me dijo que Zitarrosa era más conocido que ella en Argentina!, pero aquí hacemos un gran esfuerzo por olvidarlo. No creo sea posible, pero...

 ¿Cuánto sumo y cuanto resto la digitalización de la música y los cambios de formato de escucha?

La primera vez que vi un CD, fue en Utrecht, Holanda. Andaba caminando por el centro de la ciudad y me llamaron desde un local para hacerme escuchar un “disquito” brillante y muy coqueto. Me preguntaron qué me parecía… y recuerdo haberles dicho que estaba muy bueno el sonido pero que seguramente nunca eso llegaría a mi país. Para mí pensé, es imposible que pueda un día escuchar a Osiris en CD. En mi holandés chapuceado, no pude explicarles esto… Poco tiempo después ya estaban a la venta cds clásicos y compre Las cuatro estaciones de Vivaldi (aún lo tengo), pero por supuesto no tenía donde oírlo… eso pude hacerlo algunos años después ya en Uruguay. Por aquellos tiempos teníamos discos de vinilo, k-setes, y cinteros abiertos. Ahí juntaba la música. Creía que siempre sería así. Cuando apareció el furor del compacto, creíamos que era perfecto, irrompible (¡hasta que le firmé uno a una compañera con una Bic, y se lo eché a perder!) .../ Luego vino la etapa del mini-disc… Hoy me cuesta acostumbrarme a las famosas plataformas. Siempre encuentro errores garrafales en los datos, o falta absoluta de estos. Claro, no digo que sean asuntos que no se vayan a ir solucionando, pero, sigo apegado a mis discos de vinilo (que estoy seguro de que algunos nunca llegarán a la etapa de la digitalización, porque para ciertos personajes los pobres no son “comerciales”) que a los compactos y tengo cantidades de cassettes... En realidad, me parece como una trampa visitar las famosas plataformas. Son “peligrosas” para la concentración, busco “algo” y en el camino tomo por otro sendero… hasta olvidar qué andaba buscando… Hace poco visité a mi hijo Milo en Utrecht y le llevé mi último cd.../ sorpresa! Me dijo “Viejo, ¡no tengo donde escuchar eso… ahora tenemos discos de vinilo!”, pucha! Tenía una pared llena de excelentes reproducciones vinílicas… / En los comercios se vendían bandejas coquetísimas y digitales, púas carísimas.../ Bueno, En Montevideo ya me compré, un disco de Cabrera, otro de Zitarrosa, Violeta Parra, de muy buen nivel…

 Las carreras profesionales de iconos de la música, como es tu caso ¿tienen un final? O ¿el final de estas lo pone la muerte?

La muerte es una señora tan normal como cualquiera que visita todo y a todos… que logremos vencerla solo depende de la huella que podamos haber dejado al caminar sobre la tierra. Gardel venció a la muerte, Viglietti, Zitarrosa, Sampayo, Víctor Jara, siguen peleando por superarla. Algunos los ayudamos. En realidad, la verdadera muerte son los Gobiernos reaccionarios, los Ministerios de Cultura truchos, quienes dirigen los grandes medios… etc. esos son la muerte…

¿El arte y el consumo pueden ir de la mano?

¡Ojalá se comerciara realmente y con respeto la obra de nuestros grandes creadores!

 ¿Cómo imaginas al Uruguay de aquí a treinta años?

¡Cuando llegue a los 100 años, espero andar en taxis aéreos! ¡Supongo que no habrá semáforos!


 

 


 

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