lunes, 16 de junio de 2025

LA DESATENCIÓN DE LA JUVENTUD ACTUAL HACIA LAS DEMOCRACIAS


 

Es realmente muy difícil para cualquier ser humano, lograr entender el valor real de algo por lo que no ha tenido que pasar ningún tipo de trabajo o zozobra. El siglo XXI trajo consigo ciertas estabilidades institucionales que generaron una especie de costumbrismo o de idea general a cerca de que la vida siempre fue así y en realidad para aquellos que aún no lo saben, fue todo lo contrario.

Si bien no hay nada mejor que vivir dentro de un sistema social que nos brinde libertad y seguridad, las épocas de efervescencia en las calles, protestas y descontentos con el sistema son las que generaron cambios reales en todo sentido en la humanidad, desde lo artístico, lo político o social se ha podido influenciar de estas situaciones para generar nuevas realidades. Desde el caos hacia orden el camino es bastante largo, sinuoso y por momentos muy complejo.

Es muy difícil de entender el alto nivel de desinterés que las nuevas generaciones muestran en temas que son de importancia a nivel general, desentendiéndose de instituciones sociales previas a ellos como los partidos políticos o los candidatos a presidente, dando por sentado que “todos mienten” y que “ninguno va a cambiar nada”. Si bien estas expresiones provienen de los mayores del entorno, los jóvenes levantan estas banderas y se empoderan en discursos que no hacen más que defenestrar un sistema que con el paso del tiempo se vuelve cada vez más caótico y difícil de defender.

Existe una tendencia por parte de las generaciones mayores a defender determinadas causas que las entienden positivas para lo sociedad y que forman parte de la vida de nuestros antecesores. A medida que vamos creciendo y sobre todo envejeciendo, tendemos a volvernos más conservadores y aprendemos a entender que ciertas rebeldías de la juventud pasan a un estado de obsolescencia absoluta, pero son retomadas y reformadas por aquellos que vienen atrás y quieren lograr lo que los demás no pudieron.

En contrapartida a esto las nuevas generaciones vienen seteadas con un alto nivel de descreimiento de todo aquel que busque demostrarle que es capaz de lograr o generar algo que por décadas no paso ¿Cómo se explica que alguien que jamás voto y vivió por fuera del sistema político la mayor parte de su vida no le pueda creer a un candidato a presidente? ¿no hay manera de brindarle crédito y esperar a ver qué pasa? Algo que el resto de los mortales hicimos toda la vida siendo traicionados en nuestra confianza muchas veces.

Los nuevos formatos postpandemia masacraron a las presencialidades en todo sentido, al descubrir que un montón de actividades se pueden realizar a distancia, empezamos a replantearnos por qué no automatizar “ciertos asuntos” de la misma forma. La llamada generación Z o los también conocidos como nativos digitales, seguramente resolverían el tema del voto a distancia y a través de una aplicación para teléfonos móviles sin necesidad siquiera de tener que salir de adentro de sus camas y con esto sortearían el engorroso tramite de tener que ser parte de una democracia a la que no le dan ningún tipo de crédito y hasta en muchos casos no hace mas que parecerles un circo inverosímil en donde se define el futuro de todos.

 

 

 

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