El inexorable paso del tiempo quizás sea aquello contra lo que el
hombre jamás podrá inventar nada para poder detenerlo, los ciclos vitales son
aquello que unifica a cualquier ser vivo que habita en la tierra.
La
batalla contra el paso de los años es algo que en lo que el hombre se ha
esmerado, por luchar, pero conforme pasa el tiempo va logrando darse cuenta que
jamás podrá vencerlo, es indudable que el avance en la ciencia y la medicina ha logrado extender
la expectativa de vida de la gente, pero muchas veces surge el
cuestionamiento sobre a ¿a costa de qué?
Vale la pena vivir tantos años.
En
muchos casos pasa que la vejez pasa a ser una carga para aquellos miembros de
la familia más jóvenes que generalmente les cuesta asumir o aceptar que son
ellos quien deben de asistir al que ahora lo necesita. En el Uruguay hace unos
días ante un caso de asesinato de una anciana a manos de su marido, por pedido
de ella surgió el debate de la llamada muerte piadosa, si es un delito o no y
si es viable en una sociedad como la actual.
Lo
cierto es que los ancianos son la porción más olvidada de la población y hasta
la más castigada, en muchos casos pasan sus últimos días de vida recluidos en
casas de salud en donde la atención no siempre es la mejor y la vida para ellos se asemeja bastante a la
de una cárcel, es difícil de entender porque en una sociedad tan avejentada
como la uruguaya cuesta tanto mejorar las políticas para una franja tan
importante como lo es la tercera edad.
Esa
transición por la que todos en algún momento deberíamos de pasar, sin dudas tendría
que dignificarse más y no tener que ser un proceso doloroso y muchas veces
penoso para aquel que lo tiene que
vivir, la vejez es una etapa más de la vida y no un padecimiento estrepitoso
lleno de situaciones complejas que molestan a los demás, el mejoramiento de la
calidad de vida de estas personas es una deuda que tenemos como sociedad.
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