El Uruguay es un país, con una amplia oferta educativa y
plagado de posibilidades, para aquellos que quieran o al menos deseen avanzar en ese ámbito. Lo que sí está
claro es que los que llegan a un nivel terciario de educación son muchos menos
que los que comienzan el viaje educativo.
La mayoría de las personas que llegan a la Universidad y
sobre todo a la pública, lo hacen teniendo ya una vida personal creada a sus
espaldas, la cual se debe de volver de una forma u otra compatible con el
estudio. Si bien es saludable que el nivel de exigencia sea elevado, para
lograr mejores profesionales en un futuro, la media de los estudiantes, se
encuentra con un camino bastante escabroso, de poder transitar.
Solo basta con tener en cuenta el claro ejemplo de la
propuestas de trabajos en equipo hecha por varios profesores universitarios,
que obviamente tiene el fin de tener que calificar menos labores, pero no
tienen en cuenta que a una persona que tiene que trabajar y atender a su
familia, le es casi imposible poder conformar un grupo y debe dejar esa materia
o trabajo para atrás, pensando que en otro momento va a tener más tiempo.
Si bien hay facilidades para que los trabajadores se puedan
presentar a rendir exámenes o pruebas, no tenemos políticas claras que
favorezcan a los estudiantes a poder avanzar con cierta velocidad en la
Universidad, problema que se termina traduciendo en la cantidad de gente que
deja carreras inconclusas ya que por diferentes motivos personales le termina
siendo casi imposible llegar a termino