viernes, 11 de julio de 2025

LA SOCIEDAD DE LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA


La manera en que consumimos ha ido variando a lo largo de la historia de la humanidad. Con la llegada de la revolución industrial, se produjo un cambio de paradigma en la forma de vivir de las personas, logrando acceder con mayor masividad a diferentes artículos que anterior a este cambio eran realmente escasos o difíciles de conseguir, de esta forma apareció el capitalismo y con él, la fuerte necesidad de que exista un consumo constante. Esta necesidad con el tiempo se demostró por parte de quien produce y por el que consume. Logrando con esto inventar muchas veces una necesidad de consumo inexistente que satisfaga a las partes involucradas.

El pensar en diferentes situaciones de rápidos recambios de distintos artículos no es nada que nos sorprenda en la actualidad. Mil veces escuchamos decir la frase “antes las cosas duraban más”. La forma de consumir ha cambiado mucho, por ejemplo, en épocas anteriores las inversiones económicas que se podían realizar tenían que ver justamente con una planificación a largo plazo de la durabilidad del objeto en cuestión. Con el paso del tiempo, la industria se fue dando cuenta que, si bien el tiempo de duración de su producto era algo a favor, no le terminaba siendo redituable para el crecimiento económico necesario del mercado, por lo que ante esta situación se empezó a trabajar en pensar desde la concepción de los artículos en su idea de finitud, es decir cuánto tiempo puede ser el necesario para que un producto pase por una etapa de recambio y con esto seguir retroalimentando el mercado y por supuesto generar más ganancia.

Esta política de la obsolescencia programada se empezó a trasladar a casi todos los ámbitos de la vida, desde las relaciones humanas que cada vez resisten menos tiempo a todo aquello que consumimos independientemente de si es algo material o intangible, todo tiene una vida útil cada vez más corta ya que atrás de eso está llegando lo nuevo y así sucesivamente en una especie de loop infinito que no nos da respiro, para poder seguir consumiendo hasta que ya no podamos más.

El que todo quede obsoleto tan rápido desvaloriza cualquier creación, colocándola en un lugar de descartable que quizás no lo tenga, pero se la termina dando la vorágine que existe en el exceso de producciones de todo tipo, cualquier cosa en la que podamos pensar ya tiene una sobreoferta dentro del mercado esperando, lo que también genera crisis de otros tipos sobre todo relacionadas a aquellos que producen, existe demasiada competencia y en muchos casos desleal. Es imposible poder regular un mercado que funciona de esta manera, en donde todos pueden ofrecer y todos pueden consumir a la misma vez interrelacionándose dentro del mismo sistema que hace valer una única regla y es que no hay reglas.

Desde hace mucho sabemos que nada es para siempre, pero cada día nos cuesta más adaptarnos a la velocidad en que todo se transforma en obsoleto y le da paso a lo que sigue. La gran apuesta que esta haciendo en la actualidad la humanidad hacia la inteligencia artificial sin dudas puede ser el corolario perfecto del humano para terminar de sacarse así mismo del sistema.

 

lunes, 16 de junio de 2025

LA DESATENCIÓN DE LA JUVENTUD ACTUAL HACIA LAS DEMOCRACIAS


 

Es realmente muy difícil para cualquier ser humano, lograr entender el valor real de algo por lo que no ha tenido que pasar ningún tipo de trabajo o zozobra. El siglo XXI trajo consigo ciertas estabilidades institucionales que generaron una especie de costumbrismo o de idea general a cerca de que la vida siempre fue así y en realidad para aquellos que aún no lo saben, fue todo lo contrario.

Si bien no hay nada mejor que vivir dentro de un sistema social que nos brinde libertad y seguridad, las épocas de efervescencia en las calles, protestas y descontentos con el sistema son las que generaron cambios reales en todo sentido en la humanidad, desde lo artístico, lo político o social se ha podido influenciar de estas situaciones para generar nuevas realidades. Desde el caos hacia orden el camino es bastante largo, sinuoso y por momentos muy complejo.

Es muy difícil de entender el alto nivel de desinterés que las nuevas generaciones muestran en temas que son de importancia a nivel general, desentendiéndose de instituciones sociales previas a ellos como los partidos políticos o los candidatos a presidente, dando por sentado que “todos mienten” y que “ninguno va a cambiar nada”. Si bien estas expresiones provienen de los mayores del entorno, los jóvenes levantan estas banderas y se empoderan en discursos que no hacen más que defenestrar un sistema que con el paso del tiempo se vuelve cada vez más caótico y difícil de defender.

Existe una tendencia por parte de las generaciones mayores a defender determinadas causas que las entienden positivas para lo sociedad y que forman parte de la vida de nuestros antecesores. A medida que vamos creciendo y sobre todo envejeciendo, tendemos a volvernos más conservadores y aprendemos a entender que ciertas rebeldías de la juventud pasan a un estado de obsolescencia absoluta, pero son retomadas y reformadas por aquellos que vienen atrás y quieren lograr lo que los demás no pudieron.

En contrapartida a esto las nuevas generaciones vienen seteadas con un alto nivel de descreimiento de todo aquel que busque demostrarle que es capaz de lograr o generar algo que por décadas no paso ¿Cómo se explica que alguien que jamás voto y vivió por fuera del sistema político la mayor parte de su vida no le pueda creer a un candidato a presidente? ¿no hay manera de brindarle crédito y esperar a ver qué pasa? Algo que el resto de los mortales hicimos toda la vida siendo traicionados en nuestra confianza muchas veces.

Los nuevos formatos postpandemia masacraron a las presencialidades en todo sentido, al descubrir que un montón de actividades se pueden realizar a distancia, empezamos a replantearnos por qué no automatizar “ciertos asuntos” de la misma forma. La llamada generación Z o los también conocidos como nativos digitales, seguramente resolverían el tema del voto a distancia y a través de una aplicación para teléfonos móviles sin necesidad siquiera de tener que salir de adentro de sus camas y con esto sortearían el engorroso tramite de tener que ser parte de una democracia a la que no le dan ningún tipo de crédito y hasta en muchos casos no hace mas que parecerles un circo inverosímil en donde se define el futuro de todos.

 

 

 

martes, 3 de junio de 2025

LOS ANÁRQUICOS DEBATES SOCIALES QUE NO CONDUCEN A NADA

 

En tiempos de redes sociales, telefonía celular y conexión constante a la red ya no es necesario tener que seguir a ningún líder de opinión porque yo puedo ser el propio líder de mi propia forma de ver el mundo de acuerdo con todo aquello que consumo, que probablemente difiera con lo que consume aquel que está a mi lado. Ya no todos los caminos conducen a Roma ni nos rige la misma forma de obtener aquello que de alguna forma u otra denominamos “información”.

En algún punto todos somos dueños de la verdad ¿de cual verdad? De la nuestra, aquella que encuentra los fundamentos más precisos en todo lo que pasa en frente a nosotros durante la cantidad de horas de exposición que deseemos estar frente a los diferentes dispositivos que nos ponen al tanto de la situación de la que ellos entienden que existe más allá de nuestro propio alcance pero que puede ser importante para ser parte de una sociedad que cada vez se torna más absurda.

Los lugares físicos en donde se solían intercambiar ideas dejaron de ser necesarios y la digitalización ayudo para que la distancia se acortara y las confrontaciones se trasladaran a un lugar más etéreo en donde todos pueden ser nadie y en donde la realidad difícilmente tome forma de verdad ya que eso se defiende desde cada una de las diferentes trincheras en esa contienda casi eterna que dificultosamente nos lleve a algo.

Las nuevas tecnologías sin dudas se crean con dos funciones, la primera es la de poder generar más consumo, alimentando un mercado que necesita de esto para poder seguir vivo y la segunda es ponerse al servicio del humano para que este pueda llevar una vida más simple y con esto generar más tiempo y dedicárselo a lo que realmente quiere. Rara vez nos hemos puesto a pensar que el exceso de tiempo libre puede ser tan peligroso como el estar sobregirado de actividades y no tener tiempo para nada.

El problema por el que atravesamos ante esta realidad es que no sabemos que hacer o como defender la libertad, el tener la independencia de las imposiciones mediáticas de la información nos llevó a derivarnos por caminos que a veces son muy difíciles de transitar si no tenemos una guía adecuada, esto, nos termina colocando en complejas guerras cibernéticas que en definitiva no conducen a nada ni construyen algún tipo de sociedad mejor, simplemente fomentan cada vez más divisiones y fuertes necesidades de colocarse en un bando u en otro.

El facilismo de quedarnos quietos y la vorágine del avance tecnológico nos sobrepaso y los problemas a los que nos enfrentamos hoy en día difícilmente tengan una solución inmediata ya que apenas estamos aprendiendo e intentando entender que es lo que nos esta pasando y como debemos convivir con todo esto, cuando logremos tener una idea cabal de que es lo positivo y que es lo negativo, probablemente se actúe en consecuencia sabiendo muy en el fondo que va a ser imposible que todos en algún momento logren ponerse de acuerdo o al menos no entenderse como enemigos pero si como rivales en una contienda dialéctica o ideológica que quizás en ese punto pueda empezar a construir.


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