Parece
normalizarse cada vez mas o al menos volverse un hecho de lo más común, el
asesinato de niños que quedan en medio de una ráfaga de balas, que, si bien
tienen como destino un adulto, no entienden de infantes que se interpongan en
su camino en ese preciso instante, donde la vida pierde cualquier tipo de
sentido y se transforma en una moneda de cobro de una transacción mal realizada.
Los
ajustes de cuenta se han vuelto moneda corriente del día a día y aquello que
nos horrorizaba de las series de narcos, hoy lo vemos en cualquier portal de
noticias de nuestro país. La velocidad con la que Uruguay se volvió terreno
propicio para el narcotráfico es asombrosa, si bien esta más que claro que esto
siempre existió, nunca había sido de una forma tan sangrienta.
El
hecho de asesinar a un niño habla de la perdida absoluta de cualquier tipo de
valor de una persona; es un retroceso al que estamos asistiendo como especie y
realmente es un punta pie inicial bastante tenebroso de lo que se puede llegar
a generar de aquí a unos años.
El
apoyo del narcotráfico a nivel corporativo a sectores de dominio en la sociedad
o que al menos ostentan el poder temporalmente, genera una gran desprotección
para las porciones más bajas a nivel social ya que en ellas encuentran carne de
cañón para poder llevar a cabo sus acciones sin necesidad de esfuerzo alguno,
contando con la complicidad de quienes apoyan entre bambalinas este tipo de
actividades.
Si
bien la violencia siempre existió a lo largo de la historia humana y en todas
las épocas corrió sangre. La actualidad parece ser un momento bastante complejo
para intentar vivir o al menos explicarles a las nuevas generaciones como
lograr salir de esta realidad tan nefasta en el que nosotros mismos nos hemos
metido.
Muchos
pueden pensar que, al no estar relacionados con esto, poco tienen que ver o en
definitiva terminan siendo víctimas de una realidad que le es ajena, pero lo
que no se tiene en cuenta es que con cada acción del día a día, y con cada
decisión que nos toca tomar en nuestra vida cotidiana, en parte estamos
contribuyendo o no a que todo esto sea como es.
Es músico, compositor, arquitecto, diseñador grafico y entre otras cosas pintor,
forma parte de un movimiento cada vez mas emergente en el Uruguay de músicos que
buscan llevar su arte a través de diferentes ritmos sin tener la necesidad de
etiquetarse o encasillarse en un género. En esta oportunidad paso por Periodismo
en tus Manos Diego Drexler.
¿Cómo
nace tu amor por la música, la composición y el arte en general?
Creo
que eso viene de mi familia. —Yo soy el menor de cuatro hermanos y de una
familia muy musical, por el lado de mi madre viene todo lo relacionado al
folclore; el hermano de mi madre, el “chiquito” Prada, padre de Ana
Prada, fue quien introdujo el folclore a la familia, las guitarreadas en las
fiestas y en las reuniones…
Por
el lado de mi padre viene el hecho de escuchar mucha música, él es un gran
consumidor de cultura en general; música, cine, libros, con mi padre siempre
estábamos escuchando algo de música. Era muy normal para mí que en los viajes a
La Paloma pusiera Sodre FM Clásica y el juego era descubrir cual era el autor
que estaba sonando y el género, si era Barroco, si era Romántico o Clásico…
¿Cuánto
tiene que ver el arte en carreras como Diseño Gráfico y Arquitectura?
Tiene
mucho que ver en ambas, las dos son carreras claramente artísticas, yo entre a
hacer diseño gráfico y arquitectura porque iba a un taller de pintura, esa es una
faceta mía que quizás no se conoce mucho, pero yo soy pintor de cuadros y
siempre me interesó ver que los fenómenos artísticos y estéticos tienen sus
manifestaciones tanto en la música como en el arte y la arquitectura, por
ejemplo, hay un barroco en música y hay uno en pintura y arquitectura, lo mismo
pasa con el romanticismo, hay vanguardia del siglo XX en la música, la pintura
y la arquitectura.Siempre me gusto
analizar todos los fenómenos desde la óptica del lado musical y del lado de la
arquitectura; creo que son cosas que en mi formación están presentes y que de
alguna manera me ayudaron a entender más los procesos de la historia del arte.
¿Cómo
surgió Cursi y porque termino el proyecto?
Cursi
nace en el año 97. Fabian Krut es amigo de mi hermano Daniel, ósea que es diez
años mayor que yo. —Yo venía tocando ya con un baterista con el que habíamos
tenido una banda en el 96, él estaba empezando a dar sus primeros pasos en la
música, iba con Ney Peraza y nos conocimos una tarde en la casa de mis padres,
nos pusimos a tocar la guitarra y nos quedamos toda la tarde, tocando, zapando
y de ahí el me invito a grabar una canción. Participe de esa grabación y lo
invite a formar parte de una banda que yo tenía ganas de armar; de esa unión en
el año 97 nace Cursi y después para en el año 2012, dejamos de tocar después de
la edición de nuestro séptimo disco de estudio que fue Apocalipsis Samba.
Fue como una parada intempestiva, como una especie de bypass que se alargó—. Las
bandas y los grupos humanos tienen sus procesos y bueno… se dio para que pasara
en ese momento
¿Cómo
hiciste la transición de la banda al solista?
No
fue por elección, sino por las ganas de seguir tocando, de entender que la
música ocupa un rol importantísimo en mi vida, es decir que no podía dejar de
tocar, así que empezaron a aparecer canciones, la primera fuel Pulsión y
apareció otra que se llama De nuevo que por lo que narra de estar
dispuesto a recorrer caminos que había recorrido hacia ya muchos años y estar
dispuesto a pagar esos peajes que ya había pagado hacía mucho tiempo, esa
canción le termino dando nombre a mi primer disco solista que se llama De
nuevo obviamente que también participe de otros proyectos musicales como
los Travelin Irvins, Ludique, que es un proyecto que con Mariana Lucia y
con Queyi filmamos un material audiovisual y grabamos un disco en vivo muy
lindo en el año 2017.
¿Cómo
podrías definir el estilo de música que haces actualmente?
Es
muy difícil para mí definir un estilo en sí, pero yo siempre digo que soy un
solista en banda, un cantautor montevideano, con tintes de rock-pop, son
canciones de una persona que vive en Montevideo a principios del siglo XXI, con
muchas influencias obviamente, no me es fácil encasillarme en un género
estricto, en mi música hay rock, hay pop, hay folclore, también hay alguna
chacarera, hay reggae, hay murga, candombe, todo eso está mezclado en las
canciones que van apareciendo…
¿En
qué rol te sentís más a gusto en el de interprete y compositor o en el de
productor?
Obviamente
que en el de interprete y compositor, mucho más que en el de productor, me
gusta componer y me gusta tocar, principalmente; ser productor es lo que viene
después, me di cuenta de que debía materializar esas ideas que tenía,
desarrollarlas, grabarlas y editar esas canciones y así fue como fue naciendo
mi rol de productor.
¿Qué
papel juega en tu carrera el legado que ha venido construyendo tu hermano?
Es
muy importante, tanto el legado de Jorge como el de Daniel, que son mis
hermanos mayores y fueron con quienes empecé a tocar; Daniel fue mi primer
profesor de guitarra y fue con quien empecé en una banda, yo fui bajista de su banda
La caldera y toco el bajo gracias a una sugerencia de Jorge. Me iba a
comprar una guitarra eléctrica con dieciséis o diecisiete años y Jorge me
sugirió a ver si no me compraba un bajo, porque había pocos bajistas en la
vuelta, así que la presencia de mis hermanos esta siempre presente y es un faro
de referencia constante, siempre estamos intercambiando cosas.
¿Cuál
crees que es el punto de conexión entre el trabajo del artista y el consumo del
público? ¿se trabaja enteramente pensando en eso?
Siendo
sincero siempre se piensa en el público, cuando uno está componiendo o grabando
una canción o un disco, pero la realidad es que hay algo que es muy subjetivo,
que es muy mágico y no se sabe , cuando el público va a agarrar una canción y
se va a apropiar de ella; uno nunca sabe cuándo una canción va a generar eso y
lo puedo decir a lo largo de toda mi carrera que tuve la suerte de tener
algunas canciones que se escucharon muchísimo en radio y podríamos decir que
fueron hits y en ninguno de esos casos, nadie detecto que esas canciones iban a
llegar a sonar de esa forma, ni nosotros cuando grabamos, ni nuestros colegas,
ni la gente del sello discográfico; estoy hablando de canciones como La
pachanga falsa o Corazón de hotel que increíblemente sonaron
muchísimo y el público en general se apropió de esas canciones. Por suerte
sigue existiendo esa magia y uno nunca sabe cuándo una canción va a
transformarse en un himno popular y bienvenido que así sea porque estamos
trabajando con cosas intangibles, no es que si uno aplica una fórmula mágica va
a encontrar la canción que suene en todos lados. No existe y no conozco a nadie
que le haya pasado eso.
¿Existe
algún tipo de temática con la que decidís no meterte a la hora de componer?
Si,
hay temáticas con la que trato de no meterme, no me gusta la política, no me
gusta la religión, no me gusta las temáticas del futbol, meterme con un cuadro
o darle a otro, son cosas con las que prefiero no meterme, que no aborde nunca
y que no voy a abordar.
¿En
qué momento está la música uruguaya?
Esta
en un momento de crecimiento y profesionalización, las plataformas digitales
dan una oportunidad increíble para que nuestra música se escuche en el mundo;
siempre digo que cuando empecé a tocar con Cursi y a grabar, poder editar en el
exterior, realmente era un parto, lo era lograr que te saquen un disco en
Argentina, en Brasil e inimaginable en Europa. Hoy en día gracias a las
plataformas digitales sacamos un disco y se puede escuchar en todo el mundo, el
mismo día que lo programas para que salga y eso es una oportunidad y basta
algunos ejemplos que hay a flor de piel, por ejemplo siempre hablo de Nicolas
Molina que es un artista increíble de Castillos, que su música gracias a las
plataformas digitales y las redes sociales se escucha en todo el mundo y su
proyecto hizo giras por Estados Unidos, por Brasil y por diferentes países y es
de Castillos y sigue viviendo ahí, eso es algo que antes era un poco impensado…
El
Uruguay comienza a vivir de apoco el comienzo de una nueva campaña electoral,
realidad que nos aproximara a la sensación de entrar en una especie de limbo
temporal en que irán sucediéndose diferentes instancias de elección que
determinaran el futuro del país por los próximos cinco años, a pesar de que
este número cada vez se acorta más ya que existe una sensación de que quienes
ostentan el poder viven todo el tiempo haciendo campaña política para poder
acercarse a él.
En
medio de toda esta realidad nos tocara recibir promesas de toda índole que nos
aseguraran un futuro mejor, la mayoría de las ideas plasmadas marcaran que el
camino recorrido hasta el momento es el equivocado y que seguir por ese rumbo
seria ser parte de esa continuidad que nos puede llevar deliberadamente al
caos. Pero ¿esta realidad en la elección anterior no era el cambio? ¿ahora ese
cambio es permanecer en la continuidad? ¿Cuánto nos puede llegar a diferir
entre una oferta y la otra?
Como
simples electores asistimos todo el tiempo a la compleja realidad de decidir a
quien le damos las riendas del país. Si por un momento lo pensamos fríamente
propuestas que dicen ser antagónicas por el origen de su nacimiento, en los
papeles muchas veces, se terminan diferenciando muy poco unas de otras, lo que
lleva a que cada vez se produzca un desencanto mayor de la masa electoral con
un sistema que parece ser bastante perverso.
Es
muy difícil creer que un ciudadano común va a revisar al detalle cada propuesta
que le sea presentada en pos de una elección, por lo que la deducción es
bastante simple, los triunfos o las derrotas muchas veces los terminan
definiendo los colores que defiende cada ideología mas que las ideas en sí. La
historia termina jugando su rol y muchas veces ayudada por el propio presente
termina inclinando la balanza para un lado o hacia el otro.
En
los últimos años supieron aparecer nuevas propuestas que buscan conformar a
aquellos desencantados con la política y los partidos tradicionales, esta nueva
raza política dice llamarse de centro, es decir ni de izquierda ni de derecha,
se paran justo en el medio, con una clara intención de poder quedar bien con
todos.
De
cualquier forma, esta más que claro que nadie tiene porque sentirse
identificado con algún tipo de propuesta política, no existe nada que nos deba
atar a un pensamiento u otro, mas que nuestra propia convicción.
El surgimiento de las nuevas generaciones en
la política va a traer cambios significativos a este suceso acartonado y
solemne al que nos acostumbraron los viejos políticos de otrora.
Lo
que sin dudas no va a dejar de existir, va a ser que aquello que una vez se nos
vendió como el verdadero cambio, en un futuro no muy lejano será visto como
darle un voto a la continuidad de un plan que inevitablemente fracaso.