El
pasado fin de semana el diario el País publico un artículo a cerca de la
cantidad de gente, que más allá de todas las ayudas que ha brindado el estado,
a nivel social, no logran tener un plato
de comida todos los días en su mesa y dependen de los comedores del INDA que están
dispersos en todo el país.
Son
15.000 los ciudadanos que todos los días esperan deseosos la apertura de las
puertas de los diferentes comedores, para poder lograr satisfacer una de las
necesidades básicas del ser humano.
Lo
primero que uno tiende a hacer ante una situación de estas características es a
criticar de forma contundente al Estado, pero nos olvidamos que a comienzos de
la década del 2000 la realidad en nuestro país era realmente crítica y hoy por
hoy se ha mejorado casi que en su totalidad, no obstante, existe una circunstancias
muy particularidad que se da frente a esta situación que es la siguiente: El
Estado perfectamente puede saber cuánto cuesta un desayuno, un almuerzo, una
merienda y una cena por día ,multiplicarlo por los treinta días del mes, esa
cifra probablemente de mucho más que una gran cantidad de sueldos que cobramos
los uruguayos.
Eso si se lo podemos achacar a el Estado, que el costo de vida,
cada vez es más bajo y los sueldos por más que han aumentado con los consejos
de salarios no logran alcanzar la suba de los diferentes productos de la
canasta básica, es decir que con lo que se cobra cada vez se puede comprar
menos.
Existen
múltiples factores por los cuales tanta gente no logra llevar un plato de
comida a su mesa todos los días, quizás sea muy difícil estudiar caso a caso,
pero a veces las soluciones generales terminan beneficiando más de la cuenta a
determinados, sectores, es decir que aquel joven con capacidad de trabajo y de
producir, para el país, se acostumbró a que todos los días le dan gratis la
comida y no tiene por qué mover un dedo para conseguirla, entonces eso a la
larga nos termina perjudicando a todos.
Nadie
niega que las políticas sociales de este gobierno como las del anterior sean
bien intencionadas, el problema radica en que muchas veces están mal aplicadas.
Gabriel Cortazzo