Quizás
en estos últimos tiempos Uruguay ha estado en la boca de todo el mundo por la aprobación
de leyes controversiales como la de la Marihuana, en su momento también la legalización
del aborto y la aprobación del matrimonio homosexual. Para todos aquellos que
con estas aprobaciones se creían que todo se iba de las manos, que iba a reinar
el libertinaje, etc. y para los que estamos a favor de la apertura de mente de
la igualdad de condiciones, esta noticia realmente nos deja muy chiquitos e
insignificantes ante la mirada del universo, resulta que en Irak se presentó un
proyecto de ley en el parlamento de Bagdad que aprobaría el matrimonio con
niños, siguiendo los preceptos más estrictos de la ley islámica, la Sharía.
En
el caso de las niñas existe una clausula con la cual se pueden divorciar a los
nueve años, para volver a contraer matrimonio con otro hombre, el polémico
proyecto incluye otros artículos insólitos. Entre ellos, las condiciones en las
que una mujer puede amamantar a su bebé, o el número de noches que un polígamo
puede pasar con cada una de sus esposas.
No olvidemos que Irak estuvo mucho tiempo bajo
el mando de las tropas norteamericanas, que intentaron re establecer el orden y
la “democracia” en ese país y ahora año después de este desastroso hecho que se
cobró miles de vidas sufren las diferencias a nivel religioso las cuales hacen
que mayorías puedan llegar a aprobar leyes de este tipo, es indudable que esto aumentaría
el mal trato hacia las mujeres además de denigrarlas cada vez más como genero y
hacerlas que estén al servicio de los hombres.
Parece
mentira que en pleno siglo XXI sigan pasando este tipo de cosas que se asemejan
bastante a la vida de hace dos o tres siglos atrás. Ahora la pregunta es ¿cómo
se hace para que una sociedad de este tipo cambie por si sola su cabeza? ¿Quién
puede tomar las riendas para que se genere un cambio?
Difícilmente
esto pase en un corto plazo, realmente es una desgracia por todos los niños y
mujeres que les toca vivir esta situación y ojala puedan evolucionar como
sociedad y puedan en algún momento vivir como se merecen.
Gabriel Cortazzo