Lo
vivido en la noche de ayer en el Estadio Centenario fue una muestra más del
retroceso mental de la sociedad en la que estamos inmersos hoy en día, tras un
partido que termino 4 a 2 con un desempeño que hay que admitir que mejoro un
poco, por parte de Nacional, pero que no
dejo de ser lo mismo que venimos viendo hace mucho tiempo de los mediocres
equipos uruguayos que se hacen llamar grandes por su historia y también por sus
hinchadas que con muestras de este tipo no hacen más que demostrar que tienen
la misma mediocridad que los componentes del plantel.
En
mi caso particular viví una experiencia exclusiva al poner una transmisión de
radio llamada “Pasión Tricolor” en la cual por momentos el relator coreaba lo
que cantaban en la tribuna sumándose a la hinchada, además de sentirse orgulloso
en el momento que es expulsado un jugador de Nacional por una infracción
bastante brusca y se va aplaudido por su falange a la que su relator se sumó
con sus palabras muy orgullosos por la demostración de cariño de la hinchada.
Creo
que en este tipo de cosas estamos primeros en el ranking mundial porque
realmente no me imagino que sucedan en otro lado, quizás en Argentina los
equipos más importantes tengan sus transmisiones pero no sé si en este tono de
hincha exacerbado desesperado por saltar el vidrio de la cabina e ir a cantar a
la Colombes con sus pares.
Es
increíble que ahora se quejen por los procedimientos policiales, era totalmente
obvio y predecible como la cabeza de estos mal llamados hinchas que querían salir
primero para ir a pegarle a la falange visitante que vino desde Argentina canto
y agito mucho menos que ellos por estar en inferioridad numérica obviamente y todavía
le ganaron y los dejaron afuera de la Copa, el querer pegarles no es más que
una muestra de impotencia, lo que hizo la fuerza policial fue adelantarse a los
hechos y tomar las medidas del caso, ni más ni menos, si se le dicen que no se
puede salir deben de acatarlo como pasa en cualquier partido que se ordena que
una hinchada salga primero que la otra, pero no ellos por suerte son más vivos
que todos y además de pelearse y salir heridos agredidos porque obviamente la policía
utilizo su armamento destrozaron el Estadio Centenario, que parece que se les
olvido que es de todos.
Cada
vez que pasa un hecho de este tipo uno supone que esto no va a volver a suceder
pero, lamentablemente la próxima pelea está a la vuelta de la esquina mientras
tengamos que seguir conviviendo con los hombres de las cavernas que van al
futbol.
Gabriel Cortazzo
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