La asunción como
presidente de Luis Lacalle Pou, sin dudas marca un hecho histórico en la
política uruguaya, siendo la primer persona que llega a unir a cinco fuerzas
políticas, de diferentes corrientes, dos de las cuales hasta no hace mucho,
eran opuestas entre sí.
El
hecho de que Lacalle Pou llegue a la presidencia logrando un acuerdo histórico
entre partidos políticos y donde logro unir fuerzas como la de los blancos y
los colorados, es algo que no está en discusión, pero el análisis que habría
que hacer de esta situación quizás va por otro lado.
Nos
va a gobernar una persona que desde su concepción como candidato a la
presidencia representa un porcentaje de aprobación por parte de la masa
electoral más bajo que su rival en las elecciones de octubre, este hecho no es
algo menor, ya que marca dos cosas a tener en cuenta: la primera es que la
aceptación por parte de la población se va a particionar rápidamente entre los
que apoyan este proyecto pluripartidista y los que no.
El
segundo hecho va de la mano con el anterior y es la generación de conflictos
por parte del sector opositor que son la mitad del electorado. Esta situación fortalece
al Frente Amplio como institución, ya que sigue siendo la fuerza política más
votada como tal, con la particularidad que en este periodo le tocara el papel
de oposición y probablemente el peso que tiene a nivel social, se haga sentir
desde el lugar que le toque ocupar en el parlamento, siendo la voz de los que
representa.
Esta
oposición tiene la difícil tarea de enfrentarse a cinco fuerzas políticas e
intentar defender distintos logros que se han conseguido en 15 años, se vienen
tiempos de debate y de inestabilidad a nivel de acuerdos políticos entre
oficialismo y oposición, pero sin dudas este fue el camino que la soberanía en
su mayoría escogió.
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