Sin dudas
atravesamos días, horas y semanas de una paranoia constante en donde los
diferentes medios no hacen más que actualizar todo el tiempo la cifra de nuevos
casos de personas que se contagiaron o murieron de Coronavirus, tanto en
Uruguay como en el mundo.
Una
de las mayores preocupaciones es saber que pasara un vez el virus cumpla su
ciclo y el país se deba reactivar, la cuarentena trae una contradicción muy
grande, por un lado es muy útil, para preservar la salud y evitar el contagio,
pero por el otro en muchos casos genera prejuicios económicos, que en un corto
o mediano plazo el Estado inexorablemente se tendrá que hacer cargo y es
difícil saber de dónde saldrá todo ese capital para poder reflotar una economía
paralizada y en recesión.
Se
tilda de irresponsables a aquellas personas que no cumplen al pie de la letra
con la cuarentena, pero en muchos casos si no salen a ganarse la vida, no
comen, estamos ante una situación por demás compleja en donde el tiempo va
pasando y la gente tiene muchas horas para hacer especulaciones, que van
generando cada vez más confusión en el resto y en muchos casos se terminan
dando por ciertos datos o informaciones que realmente no lo son.
De
cualquier manera esta será una situación que en breve la sentirán con más
fuerza, los sectores menos beneficiados de la población, que son quienes por
estos días han perdido su trabajo o han ido al seguro de paro por tiempo
indefinido.
Al
país le va a llevar bastante tempo poder rehacer la vida cotidiana de todos, lo
que ha pasado, es algo sin precedentes para Uruguay, que le demuestra que no es
ajeno a la realidad mundial, pero que también tiene que dejar la enseñanza de
cómo proceder ante un hecho de esta magnitud y no seguir en el ensayo y error
como venimos en este tiempo.
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