En
el día de hoy como ya es de público conocimiento hemos tenido que lamentar el
fallecimiento de Carlos Páez Vilaró, sin dudas es de esas personas que difícilmente
se puedan remplazar en una sociedad como la nuestra, un hombre que tuvo que
vivir en carne propia la desaparición de un hijo tras el accidente de los
andes, pero que de ninguna manera se dio por vencido y lo continuo buscando
hasta que le dieran sus fuerzas manteniendo la promesa al resto de sus hijos,
que el mismo les traería a su hermano de vuelta.
Forma
parte de esa generación de artistas uruguayos que marcaron la historia de
nuestro país a nivel cultural, como ha pasado con muchos músicos y escritores que
ya nos han dejado físicamente pero que sus obras perduran en el tiempo y serán vistas
y escuchadas por las generaciones que vendrán.
Parece
mentira pero muchas veces los jóvenes nos quejamos de las actividades y nos
sentimos cansados por la vida que llevamos y no nos damos cuenta como una
persona de noventa años como Páez Vilaró
puede seguir adelante pintando y muy vinculado a sus actividades como fue el
desfile de las llamadas cargando un tambor piano que tiene un peso bastante
importante muy lúcido y feliz de la vida ya que en esta oportunidad Cuareim
1080 se llevó el primer premio de las llamadas.
No
cabe duda que cada ser humano es único, pero para que aparezca alguien de características
similares a Carlos Páez Vilaró pasaran muchos años en la historia de nuestro país.
Gabriel Cortazzo
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