CUANDO TENIAMOS LAS RESPUESTAS NOS CAMBIARON LAS PREGUNTAS

 

Velocidad, vorágine, cambio constante, falta de certezas, volatilidad, falta de profundidad, desinterés y ausencia de compromiso, quizás podrían ser algunas de las características más sobresalientes de la sociedad actual, si bien son más particulares en la juventud, también han sido adoptadas por generaciones mayores que se emparejan con estas realidades y se sienten a gusto aplicándolas en sus vidas.

Existe toda una generación que se siente algo desencajada con los nuevos códigos actuales y no necesariamente son los adultos mayores, podríamos identificar en este sentir a todas aquellas personas que han logrado cierta formación académica en su vida y que en paralelo adquirieron una educación con valores de tipo social en el seno más profundo de su hogar y que por lo tanto encontraron una manera de moverse y actuar en la vida acorde a las realidades de las que provienen.

Sin dudas estos contextos chocan y contrastan con los de la mayoría que entiende claramente las cosas de otra manera. Ahora la pregunta seria la siguiente ¿Cómo se logra la adaptación en una sociedad que ha cambiado sus cuestionamientos y sus códigos más básicos? ¿cómo hace una persona que se formó y educo para intentar coexistir con la falta de formación y educación constante por la que atravesamos?

Los códigos cambiaron, las respuestas cambiaron, la dinámica de la vida cambio, los individualismos y antipersonalismos triunfan dida a día, dejando atrás aquella idea de sociedad o comunidad unida que podía empujar más fuerte y buscar un bienestar general. La actualidad marca que cada uno tiene que velar simplemente por lo que le toca, dejando de lado los intereses ajenos y cualquier hecho que pueda beneficiar a otro que no sea uno mismo.

Las brechas o grietas sociales no hacen más que aumentar el dolor y el rencor de los más desvalidos llevándolos a estar en un pie de guerra constante mirando al otro como un extraño o en muchos casos como un enemigo. El problema radica en que los que menos tienen son cada día más y son los que más afectaciones generan a nivel social, es muy difícil de entender porque aquellas personas que se encuentran en situaciones de pobreza real no cuentan con una idea de comunidad y de colaboración con el que esta en la misma, sino que por el contrario intenta todo el tiempo velar por su propio interés. Sin dudas este fenómeno debe de tener que ver con una nueva realidad cultural del uruguayo actual.

¿Cómo adaptarse? ¿Cómo mejorar este contexto? ¿por donde empezar? Son las grandes interrogantes que se deberán de tratar en pos de intentar generar una sociedad mas unida y no esta especie de corto circuito constante que nos aqueja a nivel social que viene muy de la mano de las desdichas económicas del momento.

 

UNA IMAGEN VALE MAS QUE MIL PALABRAS

 

Los últimos tiempos a nivel comunicacional han ido variando de tal forma que pasamos de artículos meramente compuestos por un sinfín de palabras que detalladamente buscaban explicar o narrar algo, sin dejar librado al azar ningún punto que fuera de relevancia para que el lector o receptor de ese mensaje pudiera decodificarlo de la mejor manera y a partir de eso empezar a forjar una realidad que seguramente seria compartida con su entorno a través de la palabra, sufriendo probablemente algún tipo de deformación o transformación en el camino en el que mensaje llegaba a un segundo emisor.

La enmarcación de la transmisión de ideas propias a la hora de escribir cualquier tipo de texto es algo que esta totalmente intrínseco en las cualidades humanas ya que difícilmente nos podamos desprender de nuestros propios pensamientos para lograr comunicar algo. En ese marco conceptual es que podemos inferir que cada texto posee una carga ideológica que es recepcionada por quien lo lee y posiblemente en algún punto lo haga razonar en esa misma dirección, sin la necesidad de mover algún tipo de base sobre su pensamiento propio.

La llegada de las imagen a la comunicación logró cambiar de paradigma lo anteriormente mencionado, ya que sobre estas no hay ningún tipo de discusión y difícilmente pueda existir mas de una lectura, lo que se ve es lo que esta, este hecho llevo a resumir mucho mas los trabajos periodísticos ya que no hay necesidad de explicar lo que ya se ve por parte del receptor.

Actualmente la comunicación a cobrado una velocidad tal, que muchas veces ni siquiera se lee el texto que acompaña a la imagen, sino que simplemente se lee un titular, se observa lo expuesto y con eso ya nos damos por informados, cometiendo un grave error ya que muchas veces lo que se ve realmente no es a lo que apunta la información, pero si un llamador para que nos detengamos dos segundos a observar esa publicación.

Como en todo aspecto de la vida, hecha la ley, hecha la trampa. La falta de voluntad que poseemos actualmente para leer un articulo completo es lo que hace que muchas veces busquemos informarnos simplemente por imágenes y en ese acto estemos cometiendo una distorsión mayor de la realidad que la que se cometía cuando se le cambian aspectos a una historia en el boca en boca.

LA GUERRA ES LA PAZ DEL FUTURO

 

El agua, territorios, problemas de fe, necesidades de imponerse como potencias mundiales, diferentes recursos naturales o cualquier tipo de excusa del momento sirve para poder iniciar una guerra, generalmente esta viene seguida de una masacre y de un desmoronamiento de la estabilidad económica a nivel regional y mundial.

El pensar en un conflicto bélico en siglos anteriores, era como una especie de respuesta a una provocación. Con el paso del tiempo todo pudo mejorar, pero no. La manera de pensar actual nos enmarca en mundo necesitado de imposiciones y con una clara necesidad de poder explicarle al otro quien es el que manda.

Si hacemos un rápido racconto desde los ataques del 2001 a las Torres Gemelas en Estados Unidos, no han parado de existir año tras año y en todo el mundo acciones de tipo bélico que han llevado al caos y a la destrucción de ciudades enteras ya que además de morir gente inocente en manos de quienes poseen las armas, después aparecen problemas secundarios como el hambre, las enfermedades o el simple hecho de tener que huir del lugar de origen para las personas que quedan vivas.

El desarraigo y el sufrimiento por la pérdida de seres queridos de forma casi inexplicable termina marcando la vida de aquellos que le son esquivos a las balas. Es extraño pensar que durante toda la historia este tipo de realidades se ha intentado zanjar detrás de los escritorios con gente que opina sin tener mayor idea de que es vivir una situación como esta.

No cabe duda de que nuevas realidades como el cambio climático o catástrofes de tipo natural llevaran a enfrentamientos en busca de la supervivencia, en una acción casi que instintiva del hombre por sobrevivir, pero como siempre imponiéndose sobre el más débil.

Un estado de guerra constante hace que se empiece a perder noción de que es lo normal y que los conceptos de paz conocidos empiecen a cambiar o al menos tengan un corrimiento hacia algo más adaptable a lo que nos toca vivir, es decir una realidad de conflicto en la que los países que no participan activamente de la contienda, de cualquier manera, deben de tomar una postura determinada ante esa realidad y colocarse, aunque sea de forma simbólica en uno de los dos bandos.

Ma allá de todas las complejidades que nos traen los nuevos tiempos para poder adaptarnos, el solo pensar en que un conflicto bélico puede desatarse en cualquier momento nos enmarca en un estado de alerta constante que no hace más que mostrarnos una realidad tan simple como la de que todo el tiempo estamos en pie de guerra.