lunes, 3 de julio de 2023

LA TEATRALIZACIÓN DE LA INFORMACIÓN

 


La masificación del acceso a las diferentes plataformas de streaming, sin dudas genero un cambio de paradigma en como los canales de televisión se deben de volver atractivos para que el televidente de todos los días los siga consumiendo; si bien desde hace un tiempo se ha logrado constatar que el público objetivo de los viejos formatos televisivos se encuentra en la franja etaria de cincuenta años en adelante, existe una fuerte necesidad de poder cautivar al público más joven que ha decidido emigrar hacia los diferentes canales digitales para poder consumir lo que realmente quiere bajo su propia demanda, ahorrándose con esto los horarios pactados o las largas publicidades que terminan por arruinar el producto a consumir.

Por lo que partiendo de esta premisa podríamos entender que la televisión se volvió aburrida y tediosa para la vertiginosa realidad por la que atravesamos hoy en día intentando con esto, empezar el camino de reciclarse a si misma optando por tomar el rol de medio de entretenimiento puro y duro generando un estado de show constante en donde todos los programas que se presentan buscan despertar el interés de aquellos que en ese momento perfectamente podrían estar consumiendo cualquier otra cosa.

El formato programa de juegos y diversión para toda la familia ha tomado la mayoría de las horas de programación de casi todos los canales de televisión abierta buscando con esto abarcar un espectro más amplio en el interés general de las diferentes porciones que componen el total de la masa de espectadores y además lograr un cambio de imagen que saque esa idea ya casi impuesta de que la televisión quedo obsoleta.

A tal punto se ha intentado exponenciar estos cambios que uno de los programas mas vistos por todos los tele espectadores como es el informativo de horario central a buscado refrescarse y volverse mucho más dinámico con la incorporación de muchos mas conductores en piso, además de pantallas gigantes, táctiles en muchos casos y musicalización acorde a cada segmento del noticiero, móviles dispersos en diferentes puntos del país que nos traen desde las noticias más aberrantes a las más simples e intrascendentes logrando conformar con esto un cóctel perfecto para que el espectador no se aburra y en ese momento le dé por ponerse a mirar su celular.

 En pocas palabras podríamos decir que se ha agregado a la grilla de programas de entretenimiento poniendo con esto un poco en duda la veracidad del cometido real de un informativo ya que pasa a ser más relevante todo aquel contenido que de que hablar o que genere algo en el espectador para ser llevado al aire y quizás no aquello que por algún otro motivo también es noticia pero que no generaría en quien lo consume el efecto buscado.

A la vista está la constante renovación por la que pasan los diferentes equipos de noticias de casi todos los canales que al parecer nunca terminan de conformar a los productores que siguen cada día muy atentos los niveles de rating y no a la calidad real de quienes llevan adelante el noticiero.

Es muy difícil poder presentar un producto que se consuma de forma masiva y sea aceptado a nivel general, cuando hoy en día todos tenemos la capacidad de ser quienes creamos o suprimimos contenidos de nuestra vida, la aceptación de la imposición de que lo que se nos mostraba en un medio como la televisión era una verdad absoluta dejo de existir hace varios años y esto le significo a esta industria una caída libre y estrepitosa que en la actualidad buscan revertir intentando amigarse con el público que hasta hace unos años atrás era su principal aliado.

De cualquier forma y a pesar de tener una oferta menos atractiva que las diferentes plataformas de streming esta claro que la televisión de una forma u otra va a sobrevivir ya que es un medio clásico por excelencia, si bien en la actualidad atraviesa un proceso de reacomodarse en cierto lugar dentro del interés del consumidor, no deja de estar presente y ser la compañía de miles de personas.

El tiempo pondrá en la balanza resultados vs rentabilidad para una industria que hace quince años atrás jamás se hubiera imaginado tener que llevar a cabo una lucha tan dura contra competidores mejor preparados que buscan acaparar todos los rangos de su público objetivo.

viernes, 9 de junio de 2023

¿EN QUE MOMENTO SE PRODUCEN LOS CAMBIOS DE CÓDIGOS EN LA SOCIEDAD?

 

¿Por qué nos cuesta tanto imaginar cómo se vivía hace veinte años atrás y entender que no existe compatibilidad alguna con el hoy en día? ¿Qué fue lo que sucedió en el medio? ¿que hizo que la manera de movernos en la actualidad diste mucho de la de hace un par de décadas atrás? ¿Quiénes son los actores sociales que se encargan de llevar a cabo dichas transformaciones?

Quizás sean demasiadas y complejas todas estas preguntas para poder responderlas de una manera rápida y sencilla; pero podríamos empezar por hablar de los avances tecnológicos de la última década y su influencia directa en la manera de comportarse en las diferentes franjas etarias ante semejantes acontecimientos; quizás este sea el punto de inflexión en donde todo comienza a germinar de una forma casi que imparable, teniendo en cuenta que conforme pasa el tiempo todos los acontecimientos empiezan a suceder con mayor velocidad.

No hace falta ponernos a pensar mucho para darnos cuenta de que antes nos conformábamos en general con mucho menos de lo que lo hacemos hoy en día, la necesidad de encontrarnos todo el tiempo más cercanos al éxito o a la trascendencia a nivel social se transformó en la zanahoria que perseguimos en nuestra cotidianeidad sin cuestionarnos muchas veces ¿qué es realmente el éxito?

 En la mayoría de los casos se lo atribuimos a realidades que estén directamente relacionadas con lo material, a pesar de que sabemos que la historia se ha encargado de demostrarnos que no siempre es así. Tomando este hecho como algo casi que habitual podríamos empezar a entender que ha existido en el último tiempo un claro cambio o corrimiento de los valores que tiempo atrás podíamos enumerar como elementales, asumiendo como valores formas adecuadas de comportamiento ante el resto de la sociedad.

Para generar un cambio en algo tiene que existir una irreverencia por parte de quien lo genera, la búsqueda de patear el tablero y lograr cambiar lo que no conforma siempre existió, pero ¿Por qué en los últimos tiempos se volvió más voraz? Palabras como inmediatez o viral empezaron a sonar más fuerte y en muchos casos son el “leitmotiv” de las nuevas generaciones que buscan estar en boca de todos sin importar si es por una critica o por un alago, ya que de ambas maneras se puede llegar a la exposición pública, simplemente hay que poder discernir si ponerse el traje de bueno o el de malo para la ocasión.

Los jóvenes han marcado esta tendencia y los mas chicos la respetan, el problema comienza cuando intentamos trasladar esta realidad a las personas mayores las cuales tienden a utilizar como primera defensa o reacción, la negación y la crítica. Los tipos de fenómenos que atraen masas terminan por convencer a aquellos que son mas reacios a acceder a ellos; en algún punto surge el cuestionamiento que si tanta gente se acerca a eso debe de existir algo positivo, en definitiva.

En este punto podríamos entrar en la discusión de que puede ser positivo o no y que entendemos como tal, pudiendo llegar a tantas definiciones y conceptos como personas que intenten definirlo. Obviamente que para poder consumir algo y sentirse consustanciado con eso, tiene que existir claramente una identificación o al menos el querer ser parte de, que por naturaleza es más complejo de hacerlo sentir en generaciones que ya cuentan con una formación y una realidad previa en comparación a las nuevas, que su contexto es el aquí y el ahora.

Lo que claramente ha sucedido en el ultimo tiempo y sucede en la actualidad es que el cambio generacional le abrió la puerta a los más jóvenes para poder mostrar e imponer lo que hacen o lo que les gusta, siendo aceptadas o normalizadas muchas de estas propuestas por los mas grandes que en una especie de “refresh” terminan acuñando y dispersando costumbres y terminologías de las nuevas generaciones que no siempre podrían ser las mejores o las que mas le puedan aportar al entorno.

El espacio que encuentran los actores sociales que logran influenciar al resto se los deja la sociedad misma abriéndoles las puertas de sus lugares más personales, llámense redes sociales, canales de televisión, listas de reproducción, etc.

El siglo XXI nos encuentra ante un hecho totalmente histórico que es el de poder consumir y promover lo que realmente queramos dentro de un abanico inmenso de posibilidades, por eso podemos asumir que cada uno llega a donde esta gracias al nivel de influenciamiento que logre tener en la porción de publico al que se desee dirigir, aunque en algunas oportunidades se logra llegar más allá.

 

 

miércoles, 24 de mayo de 2023

LOS EFECTOS DEL NARCOTRÁFICO EN SU LLEGADA TARDÍA AL URUGUAY (EDITORIAL + PODCAST)

 

Desde hace algunos años y quizás cada vez como mayor frecuencia, en el Uruguay empezamos a ser testigos de la normalización de diferentes muertes que se presentan cada día ante la realidad de los demás; ocupando bastos espacios en noticieros, portales de noticias y diferentes medios que nos intentan dar conocimiento de estos hechos de sangre que en su mayoría son bastantes complejos de explicar o de por lo menos intentar darle un sentido ante las miradas ajenas.

Por parte de las autoridades de seguridad a nivel estatal ha empezado a sonar cada vez más como fundamentación ante estos asesinatos el famoso “ajuste de cuentas” que sirve para poder decir que algo paso cuando realmente no saben que fue; tiene contundencia y además suena a que el caso está cerrado y que no va a existir una mayor necesidad de ponerse a indagar sobre el tema; es una manera rápida, fácil y concisa de sacarse una complicación de arriba.

El problema quizás también pasa por el punto de que el país es bastante nuevo en tema referentes a peleas entre narcos, si bien ha ingresado droga a nuestro territorio desde tiempos inmemoriales, la novedad hoy en día pasa por la lucha de las diferentes zonas del país y sobre todo de la capital por parte de los narcotraficantes en la búsqueda de establecerse.

Al formar parte de la dinámica diaria de los diferentes barrios, empiezan a enredar y arrastrar a gente que inicialmente no tenía nada que ver con esto al punto de generar cierta dependencia a nivel económico y de consumo de quien provee los estupefacientes; los problemas empiezan a surgir cuando las situación se les va de la mando en cuanto a deudas o estafas relacionadas directamente con el consumo.

Si bien el Uruguay es un país que parece bastante alejado de otras realidades, estas personas utilizan los mismos código que se manejan en otras partes del mundo que básicamente es que “el que las hace las paga” y no solo el, sino que su entorno más cercano también puede verse afectado por su “mal andar”. Esta realidad sin dudas cambio la forma en que se desarrolla la vida cotidiana en cada lugar en el entendido que muchas veces no tenemos ni idea de cuál es el diario vivir de nuestros vecinos y hasta qué punto nos puede llegar a afectar en nuestra vida como una especie de daño colateral.

Esta situación se complejiza mucho más cuando nos ponemos a hilar fino y nos enteramos de que en muchos casos miembros de organizaciones estatales que deben de velar por nuestra seguridad forman parte de la red de narcotráfico; favoreciendo con esto a quienes ya están integrados en el negocio, pero poniendo en riesgo la integridad de gente que poco tiene que ver con esto ya que el propio enemigo está conviviendo con nosotros, volviéndonos más vulnerables ante esta realidad.

Si por un momento nos cuestionáramos ¿Por qué nos está pasando esto? O ¿Cómo llegamos a esta realidad? Podríamos decir rápidamente que tiene que ver con la falta de trabajo y los altos niveles de deserción de la educación que se vienen arrastrando año tras año; estos dos puntos son factores claves para este tipo de actividades delictivas que ofrecen mucho dinero en poco tiempo; pero quienes deciden entrar en ellas no miden el costo que puede llegar a tener formar parte de un sistema elitista en donde siempre ganan unos pocos que generalmente son los mismos y en el que los hilos con cierta frecuencia se terminan cortando por lo más delgado.

Hace un par de décadas atrás estas situaciones las veíamos en países como México o Colombia y nos horrorizábamos sin siquiera imaginar que años después golpearía a nuestra puerta llegando a ser algo de lo mas habitual. La posibilidad de tener un mayor acceso a diferentes medios de comunicación ha acortado las distancias a nivel global y ha logrado como una especie de efecto colateral la imperiosa necesidad de aumentar el consumo de todo lo que tiempo atrás no nos resultaba tan necesario. El problema surge en el momento que se genera un conflicto entre el querer y el poder y la velocidad real en la que se puede llegar a lo que se desea, que muchas veces no se coindice con la que se quisiera, por lo que en este punto se genera un sentimiento de frustración que muchas veces encuentra una salida en acciones que resuelvan esa necesidad y que no tienen que ver con opciones de las mas adecuadas para la integridad de la persona que se ve metida en esa realidad y para quienes lo rodean.

La efectividad para las nuevas generaciones tiene que ver con lograr lo deseado en el menor tiempo posible, dejando de lado cuestionamientos de tipo moral y haciendo valer en varias oportunidades esa frase que dice que “el fin justifica los medios” de la cual en otras épocas podíamos a llegar a dudar un montón a la hora de ponerla en práctica, teniendo obviamente toda una serie de cuestionamientos morales previos.

De mas esta decir que el camino más fácil no siempre es el más indicado, lamentablemente la búsqueda de acortar los plazos en absolutamente todo parece haberse naturalizado y hoy el que se esfuerza por llegar a algo es visto como un “gil” ya que la consigna es poder obtener la mayor cantidad de objetos materiales posibles en el menor tiempo que se pueda.

Las nuevas formas de vivir el presente comienzan a dejar secuelas que sin dudas las próximas generaciones se encargaran de pagar. La naturalización de la violencia y la muerte genera que todo sea más fácil de destruir. El camino está en reconocer y aceptar que exista una franja de la población que vive en ese mundo que creemos que existe solo en series de Netflix; pero que no nos damos cuenta de que lo tenemos en la casa del vecino.


 

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