jueves, 12 de enero de 2023

¿ES LA CORRUPCION UN MAL NECESARIO? (EDITORIAL + PODCAST)

 

Corrupción: Acción y efecto de corromper/ En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores.

Probablemente, todos en algún momento de nuestras vidas, asociamos la corrupción con la política o con personas que cumplen funciones importantes y que tienen cargos de relevancia en diferentes empresas, que, de una forma u otra, están relacionadas con la población; entendiendo a estas como compañías de tipo públicas o que presten servicios a la sociedad.

A simple vista podríamos reconocer que asociamos a la corrupción con el poder o con cargos que tienen que ver con la toma de decisiones que pueden llegar a tener afectaciones de tipo general en la sociedad, tenemos ese preconcepto de ver a aquellos que dirigen o están cercanos a la autoridad como personas corrompibles, o que directamente llegaron a estar donde están a través de maniobras que vistas desde afuera y muchas veces desde el desconocimiento real, pudieron no ser del todo licitas.

El ser humano tiene la facilidad de poder crear ideas, opiniones o concepciones de otros, sin tener muchas veces un sustento para poder defender estos argumentos que simplemente se crean del boca a boca y se van deformando con su pasaje de una persona a otra, logrando convertir lo que comienza como una simple idea errónea, en una bola de nieve imposible de frenar en cuanto a concepciones de personas que no conocemos.

La realidad marca que a mayor o menor escala los actos de corrupción esta presentes todos los días en un sin fin de situaciones, de las que muchas veces no tienen que ver los grandes poderosos a los que generalmente solemos achacarle la culpa de un montón de disconformidades. Si entendiéramos a la corrupción como el hecho de ejecutar una actividad sin cumplir del todo, las normas o los caminos preestablecidos, utilizando muchas veces vías como el amiguismo, la afinidad con otras personas o el recibimiento de retribuciones de tipo económico para acelerar alguna situación; nos daríamos cuenta de que la corrupción la tenemos muy cerca, todos los días.

Si bien la definición inicial de la Real Academia Española engloba o encierra a los que están cerca del poder y habla estrictamente de provecho económico, podríamos intentar interpelar a estas palabras pensando que el acto de corromper está en casi todo presente y que probablemente, todos seamos corrompibles de alguna manera en el momento en que se puede llegar a poner en riesgo algo que necesitamos o que queremos.

Todos tenemos sin duda la historia de algún amigo, que tiene un conocido que lo ayudo a acelerar algún papeleo que estaba trancado por algún motivo, obviamente, esto va variando de acuerdo con la escala del poder y de acceso a los medios que se pueda tener.

Teniendo una mirada más macro del sistema en el cual estamos inmersos como sociedad, la utilización de actos deshonestos es muy utilizada por las grandes corporaciones que dominan las economías de los diferentes países, en donde se puede aplicar aquella famosa frase de que “nadie da puntada sin hilo”. La corrupción es un secreto a voces del que todos conocemos o sospechamos, pero no tenemos forma de probarla la mayoría de las veces. Por todo esto podríamos deducir a simple vista que esta forma de actuar ya está inserta en el costumbrismo de las sociedades, por lo que intentar desbaratar esto y lograr una manera de actuar en general mucho más honesta y limpia seria ir casi contra natura.

Si empezamos a desenredar la madeja nos podríamos llegar a dar cuenta, que no solo los referentes de las altas esferas de poderosas corporaciones podrían estar envueltos en acciones de este tipo, sino que existen un sinfín de escalafones más bajos que terminan siendo salpicados por este accionar, por lo que a la larga acaba siendo un mal necesario para que el sistema sea funcional a la causa de muchos y sobre todo para que mantenga ese frágil equilibrio, que determina al sistema tal cual es, del que en alguna manera directa o indirectamente todos formamos parte de forma activa o simplemente sabiendo que existe pero mirando para el costado, reconociéndonos como impotentes o sabiéndonos imposibilitados de poder llegar a generar alguna especie de cambio, que logre llevar a este sistema corrompido a otro lugar o a algún punto en donde la honestidad sea la moneda corriente, o al menos una forma de vivir.


 

 

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