La llegada de una
pandemia, que no para de cobrarse vidas a nivel mundial, sin dudas ha hecho
reflexionar en todo este tiempo a más de uno, en que quizás no estábamos y aun
no estamos enfocando nuestras vidas, hacia el lugar correcto, o por lo menos
hacia las cosas que realmente valen la pena que se roben nuestro interés.
La
pérdida de fuentes de trabajo de forma masiva, así como un nuevo brote del
virus, que se comienza a expandir en todas direcciones, ya sin mirar clase
social, oficio, raza, religión o edad, como consecuencia, en parte del lento
despertar de un país casi paralizado por este tema y por otro lado, por
habernos creído que ya estaba del todo superado, ha llevado a que una gran
porción de la población se haya visto afectada de forma irremediable, desde lo
económico, que en una sociedad de consumo como en la que vivimos es uno de los
peores males, así como también las costumbres de muchos cambiaron ya que sus
rutinas forzosamente dejaron de ser las de siempre.
Cuando
el dinero no alcanza, la manera de superar eso, es empezar a interesarse por
cosas que no estén tan relacionadas con lo material, para intentar esquivar la
frustración de aceptar que no se puede consumir como antes, este proceso,
termina desembocando en aprender que con el consumo buscamos llenar un espacio,
con cosas que a lo mejor no necesitábamos tanto como creíamos, pero que nos
hacía muy bien tenerlas, por lo que esa sensación sufre un corrimiento hacia
cosas que nos llenen o nos dan una felicidad más genuina.
Las
situaciones de pérdidas de vida en esta pandemia, así como las circunstancias de
las personas que se quedaron sin empleo mostraron que el valor que les damos a
nuestra vida debe de ser otro, porque el estar donde estamos, quizás sea más
frágil de lo que nos lo imaginamos, el pasar por crisis de este tipo nos
demuestra que muchas veces los afectos juegan un rol muy importante que en el
día a día y quedan totalmente solapado por la rutina que nos consume toda
nuestra atención, para cumplir con obligaciones, que pueden llegar a ser tan
volátiles como la vida que se puede cobrar una enfermedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario