jueves, 26 de octubre de 2023

EL VALOR DE LA VIDA COTIZA A LA BAJA

 

Hablar del nivel de desvalorización que tiene actualmente la vida como concepto, quizás sea un hecho bastante complejo ya que es muy difícil ponerse a pensar ¿en qué momento fue? que lo más esencial para cualquier ser vivo, se empezó a tomar con tanta banalidad, para el que puede mediante alguna acción dañina decidir sobre la suerte del otro si continua en este plano o no. A partir de este hecho aceptamos cotidianamente muertes violentas, masivas, de niños y personas vulnerables, como lo más normal del mundo o al menos como un suceso que se torna parte del día a día.

Si bien en los comienzos, cuando no existían reglamentaciones a nivel social que pudieran ordenar la convivencia, la muerte o el asesinato, se mostraba por parte de las autoridades como el peor de los fines, buscando alcanzar con esto una acción ejemplarizante para el resto y demostrando que si se andaba en “malos pazos” se podía tener un mal final. Las ejecuciones en las plazas públicas en la época colonial podría ser un ejemplo de lo ocurrido en América Latina con este tipo de medidas.

La diferencia más radical entre esta realidad y la actual es que para morir de forma violenta no existe ningún tipo de necesidad de andar en malos pazos, esto nos puede pasar de un momento a otro y sin previo aviso. La delincuencia traspaso sus límites en el hecho de que no se mide ningún tipo de consecuencia cuando se tiene la intención de poder obtener algo.

Ahora ¿Qué tienen en común la muerte de un trabajador en manos de un rapiñero, a la de una persona que estaba dentro de un hospital que fue bombardeado en la Franja de Gaza? Sin dudas que todo, ambos querían vivir y al finalizar su jornada poder estar con los suyos como siempre.

¿Qué es lo que hace a quien comete un asesinato de este tipo sentirse con la impunidad de poder llevarlo a cabo? Es la pregunta más difícil de responder, pero no cabe la menor duda que atienden a una serie de factores que presentan cierta complejidad a la hora de ser abordados en busca de una solución; muchos de estos se encuentran vinculados al consumo de sustancias y la clara necesidad de poder saciar ese deseo, así como también el efecto pos consumo lleva muchas veces a perder cualquier tipo de miedo a enfrentar lo que sea, sin medir consecuencia alguna.

De igual manera la marginación y la discriminación pueden ser factores tan importantes como el anteriormente mencionado, pero con una carga silenciosa que genera una mayor dificultad de poder sobrellevarlo por parte de quien lo sufre.

En definitiva, el propio hombre se ha puesto con el paso del tiempo obstáculos y limitaciones a sí mismo, que no le permiten ser quien es realmente, así como también se coloca trampas de las que termina siendo un rehén, que para poder escapar muchas veces encuentra la salida lastimando al resto con el fin de poder satisfacer su vacío interno.

Quizás la educación y la compasión hacia el otro sean las mayores armas para poder enfrentar los duros problemas que nos aquejan como especie ya que ningún animal atenta contra sí mismo como lo hace el ser humano.

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