Sería saludable en algún momento de nuestras vidas poder hacer el análisis real de cuantas situaciones de las que vivimos tienen que ver con realidades impuestas, cuantas elegimos y cuantas asumimos nosotros mismos como un acto del deber, dejando en un punto incierto ese estado de imposición y de elección propia para darle paso a la apertura de algo que no es ni elegido ni impuesto, pero de lo que entendemos es nuestra responsabilidad.
Cotidianamente repetimos un sinfín de acciones dentro de las cuales generalmente pensamos que son las correctas para alcanzar las metas que nos proponemos, independientemente de si son pequeñas o de gran porte, lo que muchas veces terminamos permitiendo en este afán es el quedar sujetos a distintas situaciones que nos obligan a ser de tal o cual manera, si bien estas van forjando nuestra propia identidad, también nos van dejando prendados a ser o a hacer lo que los demás esperan de nosotros.
El trabajo, la pareja, el estudio, los hijos, la familia, el barrio y todas aquellas actividades que por motu proprio elegimos hacer son diferentes agentes socializadores que nos imponen maneras o formas de cómo debemos actuar en sociedad y por definición nos encadenan y muchas veces someten a sus realidades.
Es muy difícil lograr separar al ser humano de todas estas cadenas, si bien alguna es por elección, otras tantas casi que vienen por defecto, seria bueno poder saber si ¿el hombre será capaz de separarse de todo aquello que entiende que en algún punto lo retiene? O en definitiva ¿es más fácil aceptarlo y convivir con eso?
Quizás esas “cadenas” son las que les dan un sentido real a nuestras vidas y que liberadas de ellas tendrían ciertos espacios en blanco muy difíciles de llenar o al menos claramente no seria lo mismo, muchas veces reclamamos por la falta de tiempo, pero esta mas que claro que cuando disponemos de un espacio temporal real para nosotros mismos nos cuesta bastante poder definir que hacer con él. En este punto es donde nos damos cuenta de que nuestras ocupaciones son las que hacen que todo tenga sentido.
La evolución social ha marcado que hoy por hoy, cada persona sea capaz de poder decidir que hacer con su vida y por ende con su tiempo, si bien todos entendemos que existen obligaciones inherentes al ser humano para que pueda vivir en sociedad de una forma adecuada, todo el resto de tiempo sobrante está a disposición para ser utilizado tal como nos plazca, el problema radica cuando nos logramos dar cuenta que muchas veces tomar una decisión de ese tipo favorecerá a algunos ordenes de la vida y otros los afectara, por lo que lograr entender el orden de las prioridades es un camino tan largo de recorrer como la vida misma.