LA MENTIRA COMO EFECTO PLACEBO

 

Existen determinadas actitudes humanas que son muy difíciles de explicar o de al menos encontrarles un sentido, una de ellas es el sabernos engañados en determinadas situaciones y a pesar de eso aceptar esa mentira como una verdad. Hace pocos días la muestra mas clara de esto estuvo en una competición deportiva como la Copa América.

Las especulaciones previas al inicio del torneo marcaban que Argentina se llevaría el titulo por el camino que les tocaba, para poder llegar a la final. A pesar de esto y de las posteriores declaraciones de Marcelo Bielsa, técnico de la selección uruguaya que dejo entre ver que todo lo que vemos es una farsa y que a pesar de eso el show debe continuar, todos permanecimos en nuestros sillones mirando el desarrollo del torneo.

No hay nada que Bielsa haya dicho que ya todos no sepamos, pero de cualquier forma, decidimos mirar hacia un costado y mantener esa “ilusión” en que nuestra selección venciera al sistema, sin querer aceptar que esta misma, forma parte de ese sistema y esta destinada a ocupar un lugar determinado para que todo pueda funcionar con “normalidad”.

El ejemplo de la Copa América lo podemos trasladar a la política, a los ámbitos de trabajo o donde se les ocurra, todo el tiempo aceptamos mentiras como verdades y además intentamos creer en ellas, por ahí se dijo que la verdad es la mentira mejor contada.

Todo el tiempo necesitamos mantener estas falsas realidades para que todo funcione y poder seguir viviendo en esa “normalidad” que tanta seguridad nos da, en definitiva, todo esto estructura nuestra vida, el entretenimiento es una forma de escape de esa realidad real que sabemos que no tiene forma de maquillarse y que muchas veces nos duele por ser como es.

Mientras estemos abiertos al engaño, este seguirá existiendo, estará ahí para poder hacernos ser aquellos que creemos que somos al menos por un rato, seria mentira si todos los americanos no dijéramos que por un momento soñamos con ser campeones de América, a pesar de saber de las limitaciones propias y ajenas de nuestros seleccionados y de las condiciones que existen dentro de la organización del torneo para poder llevarse el trofeo.

 

 

LAS NUEVAS GENERACIONES ENTIENDEN MEJOR AL TIEMPO

 

No existe elemento más valioso en la vida de un ser humano que el tiempo. Si bien es un invento netamente de nuestra especie, es la única forma que tenemos de medir el transcurso de nuestras vidas, las cuales sabemos que cuentan con un principio y un fin, de los que desconocemos el instante de su llegada. Es increíble el solo hecho de pensar que no somos conscientes al momento de nacer y difícilmente sepamos el momento exacto en el que nos vamos a morir.

Con el transcurso de los años y las décadas, las diferentes generaciones han hecho hasta lo imposible para dar esa batalla que es ganarle tiempo al tiempo, pero sin dudas que el avance de la tecnología logro poner sobre la mesa el cambio de paradigma de que es lo que hacemos realmente con nuestra vida y sobre todo con nuestro tiempo. Las soluciones que han comenzado a surgir, que nos facilitan o simplifican las formas en que gestionamos determinadas acciones, tienen por un lado a los que las apoyan y están a favor de ellas, pero por otro están los que creen que el humano pierde cada vez más capacidad de pensamiento con el aporte de tecnologías que deshumanizan cualquier tipo de proceso.

Es cierto que perdemos cada vez más idoneidad en todo ya que no tenemos que estar detrás de cada tema intentando formarnos porque el conocimiento y la información están al alcance de un smartphone. Las generaciones previas a esta ruptura tecnológica debían pasar años de su vida aprendiendo y buscando información que los pudiera ayudar y formar para ser quienes ellos deseaban. En la actualidad se entiende como innecesaria esta acción o como una real pérdida de tiempo, lo que en cierto punto ha aprendido a desarrollar una mejor valorización del tiempo.

Si bien es una manera de pensar y actuar bastante rupturista con la realidad que ha venido rigiendo desde siempre, nos va haciendo aprender y entender que la administración del tiempo es un hecho que nos debería de importar mucho más de lo que nos importa, así como también se podría entrar en un eterno debate de a qué es lo que le deberíamos de dar nuestro bien ms preciado y a que no. En este punto también surgen discusiones de cómo se educan las nuevas generaciones y que es lo que es importante que sepan y que tipo de conocimiento puede pasar a un segundo plano.

Indirectamente las diferentes sociedades, tienen normativas implícitas en la vida de las personas que marcan lo que es “la normalidad” y la “anormalidad” por más que se ha querido y se quiere muchas veces intentar salir de esos conceptos ellos están presentes todo el tiempo, sobre todo en la cabeza de las generaciones mayores que buscan argumentar esta posición ante los más jóvenes intentando convencerlos con los resultados obtenidos en el camino recorrido. Esto en realidad no hace más que poner en tela de juicio como hacerlo mejor o diferente, que además no sea tan complicado y que dure menos tiempo tecnologizando cualquier tipo de proceso, que permita aumentar la disponibilidad en la vida de los jóvenes para aquello que ellos crean necesario y entiendan que es de real relevancia para sus vidas.