La palabra educación quizás sea de las que más resuenen a la hora de buscar posibles soluciones a las diferentes problemáticas por las que atraviesan las sociedades subdesarrolladas con relación a aquellas que logra alcanzar un mejor ritmo y nivel de vida. Pero ¿Cuál es el punto de inicio de todo este entramado?
El pensar nuevas generaciones mejor educadas sin dudas es casi que una utopía. Si proyectamos la mirada en quienes están detrás de aquellos que conformaran el futuro, nos daremos cuenta de que no son más que hijos de duras crisis de tipo económico y social, el desprendimiento de un país que se intentó volver a rearmar y recomenzar tras lo vivido a principios del 2000 y que aún hoy en día sigue padeciendo los vestigios de aquella realidad.
El problema sin dudas pasa cuando comenzamos a normalizar lo que nunca fue normal o por lo menos estaba mal visto. Que la educación comienza por casa no es nada nuevo, la escuela puede brindar un sinfín de conocimientos de tipo académico que forman a la persona, pero los hechos más trascendentales y que más dejan marcas son los que se viven en el día a día, en esa cotidianeidad que casi ni importancia le damos, porque la mayoría de las veces funcionamos en piloto automático.
El punto es ¿Cómo se vuelve para atrás y se les explica a aquellos que hoy están a cargo, que todo esto está realmente mal? ¿Cómo se hace para explicar que está comprobado que la violencia no resuelve ningún problema? Y que es el claro camino para la destrucción total y el estado de caos constante en el que cada vez más nos acostumbramos a vivir.
No se puede volver el tiempo atrás, pero sin duda que, a través de la educación de las nuevas generaciones, se puede hacer extensiva la idea o la necesidad a sus mayores de referencia que la realidad marca la necesidad de un cambio en las formas de actuar y que el egoísmo y la individualidad no hacen otra cosa que destruirnos como sociedad. Los niños por naturaleza actúan con cierto compañerismo y con preocupación hacia el otro, son los mayores quien muchas veces nos encargamos de hacerlos “entrar en razón” para que no lo hagan y ahí comienza el ciclo de esa brecha que se comienza a abrir cada vez más entre los que tienen y los que no.
Como dejar de ver a la educación como un tabú o como algo que casi no es necesario para la subsistencia, esta realidad es de los hechos más complejos a tener en cuenta a la hora de buscar reformar la actualidad y mejorarnos como sociedad, la idea de un constante adoctrinamiento por aquel que busca expresar una idea o intentar compartir un conocimiento es de los principales enemigos para el avance de un sistema educativo integro que busque solidificar las bases de un país donde la justicia y la seguridad sean los pilares para poder habitarlo. Es difícil poder creer o pensar que todo puede cambiar, pero sin dudas no es imposible…
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