domingo, 2 de mayo de 2021

EDITORIAL: UN SISTEMA LIBERAL DE DIRECCIÓN DE PANDEMIA

Si bien en un inicio cuando los casos de Coronavirus en Uruguay eran contados con los dedos de una mano, se veía con buenos ojos por parte de la población, las medidas tomadas por el Gobierno e inclusive éramos admirados desde el exterior por el supuesto control que habíamos adquirido ante una problemática de este tipo, que venía causando estragos y que países de avanzada a nivel mundial no podían contener,  tristemente esa realidad se empezó a desmoronar de a poco, al darnos cuenta que  ni siquiera habíamos empezado a vivir lo más severo de esta nueva vida en la que nos vemos inmersos desde hace más de un año.

El modelo liberal de gobernar un país, genera algunos aspectos positivos en la economía, pero otros totalmente nefastos a nivel social. El precio que ha venido pagando en esta pandemia el Uruguay en lo referente al desempleo ha sido altísimo, diferentes sectores de la economía se han visto afectados en muchos casos de forma irreversible, así como también existen otros que no paran de ser castigados con medidas que son bastantes cuestionables como han sido los espectáculos artísticos y las diferentes salas de teatro o cines, que mientras han quedado paralizados veían por televisión como si en los shoppings la gente podía aglomerarse quizás de una forma menos cuidadosa que en un recital o una obra teatral, pero moviendo aunque sea más lento la economía y fomentando el consumo.

Es un hecho a cuestionar si realmente ha sido necesario interrumpir a la cultura y a la educación, para sí darle paso a las diferentes actividades económicas que de cierta forma “sostienen” a un sistema que lentamente se va destruyendo. A pesar de todas estas medidas el cierre de un montón de empresas fue inevitable, quizás lo difícil de entender sea hasta qué punto el uruguayo está preparado para que en una situación tan compleja le digan “hace lo que creas que está bien” en vez de dar una directiva clara y certera que todos debamos acatar por igual.

Mientras todos hagamos lo que creamos que “está bien” atendiendo a nuestras necesidades individuales y no a un problema colectivo, es que no tendremos un avance positivo de forma general ante la pandemia, sino que simplemente intentaremos sobrevivir mirando nuestro bienestar, no podemos pedirle a una sociedad que no puede tirar la basura dentro de un contenedor, para mantener la limpieza en una ciudad que tome decisiones más complejas como definir el futuro de la salud de un país entero, no sabemos qué hacer con la libertad responsable, carecemos de un pensamiento colectivo que genere cosas buenas a nivel social, el Uruguay del siglo XXI está plagado de individualidades y así es muy difícil salir de este pozo.



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